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BOXEO

Rigondeaux: 400 días de parón tras sufrir el 'rodillo de Loma'

El cubano, que abandonó en su última pelea, ha cambiado de entrenador y promotora para una nueva etapa. Tiene 38 años y boxea este domingo en Los Ángeles.

Actualizado a
Previa del Guillermo Rigondeaux vs Giovanni Delgado del 13 de enero en Los Ángeles.
AFP

"Rigondeaux nunca se ha ido, ya está de vuelta", así de tajante se ha mostrado Guillermo Rigondeaux (17-1, 11 KO) al hablar de su regreso. El cubano, de 37 años, vuelve tras 400 días sin pisar un ring. Ha sido un parón muy largo, pero necesario, ya que su última pelea fue una pesadilla para él. Campeón WBA del supergallo, decidió subir al superpluma para cruzarse con Vasyl Lomachenko. Duelo de bicampeones olímpicos... en el que Rigondeaux acabó vapuleado. No salió al séptimo asalto. Se excusó en una lesión, pero todo se resumía en una palabra: impotencia. Lomachenko fue un rodillo.

Con ese tropiezo perdió su trono en el supergallo y se quedó en una situación muy complicada. Ante la falta tan prolongada de actividad, su edad y sobre todo las sensaciones en su pelea en Nueva York, los rumores sobre una retirada no tardaron en ellas. Finalmente se han despejado y este domingo 13 de enero (en el undercard del Uzcategui vs Plant) el cubano vuelve a la acción. Tendrá un combate para quitarse el óxido, ya que se cruza con el mexicano Giovanni Delgado (16-8, 9 KO), un contrincante contra el que no debería de tener demasiados apuros. En las sensaciones se verá si lo de diciembre de 2017 fue un caso aislado o no.

Por el momento, Rigondeaux ha dejado claro que su idea es continuar y ha introducido múltiples modificaciones en su vida. Ha cambiado de promotora, ahora le maneja Premier Boxing Champions (que le garantiza evento televisivos en Fox y Showtime) y abandonó Miami para entrenar en Houston a las órdenes de Ronnie Shields. Rigondeaux está ante una de sus últimas balas y lo sabe: "Estoy en la recta final y no se permiten fallos", apuntó en una entrevista en el Nuevo Herald. El Chacal se la juega en Los Ángeles, quiere despejar fantasmas y quitarse el óxido. Todavía no ha dicho su última palabra en el boxeo, asegura. El domingo debe demostrarlo.