"Me falta el oro olímpico para ser como Lydia y Carolina"
Sandra Sánchez, la flamante campeona del mundo de karate, visitó la Redacción de As donde explicó que su meta son los Juegos Olímpicos
una edad en que la mayoría de los grandes deportistas cuelgan o han colgado ya su camiseta, Sandra Sánchez, que ayer visitó la Redacción de As con su medalla de oro de campeona mundial de karate ganada el sábado en el Mundial de Madrid, mantiene un único objetivo deportivo: estar en los Juegos Olímpicos de Tokio. “La gente se piensa que llevo muchos años ganando, porque ya tengo 37 cumplidos, pero todo lo he conseguido en cinco, los que llevo en la Selección; no he ganado tanto”, asegura la talaverana.
Cuenta que sus inicios en la Selección resultaron polémicos porque tuvo que abandonar el CAR (“llevaba un mes en Madrid y a mi madre la detectaron un cáncer, y lo dejé todo para dedicarme a ella”, dice) y “la Federación Española no lo entendió” y se olvido de ella. Dudó en perseverar en el karate en su año en Australia, en Brisbane, donde jugó al fútbol en un equipo en el que era la única mujer, su fichaje por un club de Dubai, y su debut en un Europeo, “que fue polémico, con una denuncia al CSD, que tuvo que intervenir con un test definitivo para definir la Selección”. La eligieron, y ganó aquel Europeo en el que, de entrada, le tocó la subcampeona del mundo. “La gente me decía ‘tú tranquila, sin presión, disfruta’. Y yo pensaba, con el lío que se ha montando ahora voy, debuto y me ganan. Y estaba de los nervios”, recuerda. Bueno, pues ganó aquel combate, y el Europeo, y luego otros dos Campeonatos de Europa. Y hace dos años debutó en el Mundial y acabó con el bronce porque perdió ante la campeona del mundo, la japonesa a la que ahora ha derrotado en Madrid.
“Estoy muy orgullosa de haber ganado este Campeonato del Mundo en España, y en Madrid, porque el público ha tenido un comportamiento espectacular acorde con los valores de humildad y de respeto de mi deporte, y me agrada que se haya ovacionado a mi rival en su actuación de la final contra mí”, asegura la española, que siempre mantuvo que quería ganar “en la mejor competición posible”. Y en Madrid lo fue, y el momento de los nervios fue “el de contar la banderas, y volverlas a contar mentalmente por ver si era cierto ese 3-2, que no me lo estaba imaginando”.
Sabe que empatiza bien, que se la quiere y se la respeta, y que se agradece su cercanía: “Soy como soy. Que lleve subiendo al podio en las últimas 37 grandes competiciones que he disputado no me cambia la vida. Guardo alguna medalla, pero la mayoría las tiene mi madre, que a ella le gusta verlas”.
Tal vez el rasgo más importante de ella como deportista sea la tenacidad, tanto que con esa insistencia consiguió que su entrenador y pareja, Jesús del Moral, aceptase asumir su preparación: “Es que le pedí que me entrenase y me dijo que no, y que no, y que no. Vamos, que le tuve que insistir, casi ponerle ojitos para que aceptase. Entiendo a los entrenadores, que se involucran, que dejan todo para prepararte, y un día les dejas y ahí se quedan. Pero yo le aseguré que no, que si asumía el reto era para quedarme una vez decidido que quería seguir en el karate”.
A Sandra le gusta hablar de su deporte, contar la estrategia de la competición, el estudio de sus rivales, la elección de las katas para cada uno de los combates. “Tienes que elegir, pensar qué va a impresionar más a los jueces, porque a fin de cuentas es una competición subjetiva”, y también cuenta lo complicado que resulta cambiar las tendencias, “porque cuando alguien lleva mucho tiempo en la cima y dominando las clasificaciones, voltear esa situación es complicado. Los jueces tienden a ser conservadores, y suelen apostar por lo seguro, no sólo en los Mundiales, en todas las competiciones ”.
Lo que más llama la atención es que con su edad Sánchez mantenga la velocidad de ejecución de las veinteañeras, y eso lo explica Del Moral como seleccionador nacional más allá de que sea quien se ocupe de los platos más elaborados de la cocina de la pareja: “Es que Sandra tiene una condición física natural envidiable; podría haber destacado en cualquier deporte. Lo más complicado ha sido no pasarnos en la carga de entrenamientos de las últimas dos semanas, y por eso se hacían análisis diarios. No podía romperla”.