Geordie Shore, Love Island y los esteroides en el rugby galés
Una investigación publicada por el digital Wales Online pone de relieve un gran problema de dopaje en el Principado y su origen: los realitys de televisión.
"Me dijeron que debía ganar volumen y que había diferentes métodos para hacerlo". "Después alguien me llamó y me dijo que estuviera atento, que me llegaría algo. Y eso es lo que sucedió". "Yo no les llamé, vinieron ellos a mí". Es el testimonio de un jugador galés de rugby, describiendo la forma en que el cuerpo técnico de su club le aconsejó en la transición de un equipo de poca monta a otro de más nivel.
Ilustra a la perfección el gran problema de dopaje en el rugby de País de Gales, puesto de relieve la semana pasada por el digital Wales Online, que el domingo publicó una extensa investigación sobre una lacra ya preocupante en el seno de las instituciones deportivas al oeste de Gran Bretaña.
El dato es demoledor. De las 70 sanciones que tiene en vigor la UKADA, el anti-doping británico, 24 son de jugadores de Rugby Union (la modalidad clásica, con 15 jugadores por equipo). En comparación el ciclismo, quizá uno de los deportes más paradigmáticos cuando hablamos de dopaje, sólo tiene seis positivos.
De esos 24, nueve son galeses (eran ocho cuando se publicó la investigación y en una semana ya ha habido un nuevo positivo). Sus suspensiones van desde los cuatro a los ocho años y en sus fichas aparecen positivos por sustancias anabólicas y esteroides como el stanozolol, la nandrolona, la androsterona o la testosterona. Cuando no es una, son varias las que aparecen en sus organismos. El pack completo para conseguir, en poco tiempo, un cuerpo poderoso con el que poder dominar un juego tan basado en el contacto físico como el que nos ocupa.
Pero, ¿y si no sólo lo hacen con fines deportivos? Lo más llamativo de las investigaciones publicadas por Wales Online es que varios jugadores entrevistados o que han declarado con motivo de sus positivos aseguran que su objetivo era meramente estético. ¿Y por qué esa ambición? El origen se encuentra en dos realitys de televisión que triunfan en las islas: Geordie Shore y Love Island. Lo corrobora Dean Acreman, responsable de Salud Pública de Gales: "El 56% de positivos por estas sustancias afirman que las toman por razones estéticas y no de rendimiento y muchos afirman que buscan parecerse a personajes de Love Island".
El argumento de varios jóvenes con cuerpos esculturales divirtiéndose las veinticuatro horas y ligándose a las chicas más guapas cala en Gales, sobre todo en el sur más deprimido, citado por el doctor Nishat Siddiqi, cardiólogo en Cardiff, como "el sitio al que ir si quieres conseguir esteroides y anabolizantes". "Esto es conocido mundialmente entre los culturistas", asegura.
Otro jugador sitúa el problema en la base, en las ligas regionales y categorías inferiores, donde el rugby es un deporte "cada vez más agresivo". Para él es evidente: "No sé si es cosa de todos los equipos, pero podrías poner a 100 jugadores de niveles por debajo de la Principality Premiership (la primera división del rugby galés) en fila y al menos en 10 de ellos se apreciaría dopaje a simple vista".
La Federación Galesa, la UKADA, el Departamento de Salud Pública, el de Inteligencia y la Unidad de Crimen Organizado de la policía del Principado trabajan conjuntamente y con ahínco para solucionar el problema de la falta de control en categorías semi-profesionales y amateur. Un jugador anónimo asegura que nunca vio controles en divisiones por debajo de la Premiership, algo que otro ya retirado considera un sinsentido: "Controlan a los jugadores de élite y eso es importante. Pero pongamos que juegas para un equipo de tercera división. Nunca verás un agente anti-doping. ¿Entonces cuál es el riesgo? Los jugadores a ese nivel pueden hacer tanto daño como lo profesionales pero no hay riesgo alguno para ellos".
En ese contexto, esta semana se ha celebrado en el Estadio del Milenio de Cardiff el Foro del Deporte Limpio. En él, el responsable de la lucha antidopaje en Reino Unido, Trevor Pearce, aseguró que "uno de los nuevos desafíos que enfrentamos es la búsqueda de un cuerpo tipo Love Island".
Por eso se ha diseñado un programa especial para perseguir el empleo de drogas que buscan mejorar la imagen y no sólo el rendimiento. "No sólo buscamos a los atletas que hacen trampas. También a cualquiera que facilite el uso de sustancias dopantes a estos atletas", asegura otro portavoz de la UKADA.
En cuanto a los clubes, muchos se lavan las manos, ayudando a sus jugadores a evitar a los 'Red Coats' (abrigos rojos), como se conoce en la zona a los agentes de la UKADA, cuando no les incitan ellos mismos a utilizar productos dopantes. Algunos problemas en los protocolos de análisis (denunciados el año pasado por el Daily Mail al igual que la escasez de controles en la Premiership inglesa), con los equipos siendo avisados de en qué fechas se van a realizar, completan el cóctel. "Hay muchas historias de jugadores siendo avisados de que venían los agentes anti-doping para que abandonaran el entrenamiento o se pusieran enfermos y se quedaran en casa".
Mientras tanto, los hospitales ya registran un incremento en el número de personas jóvenes afectadas por problemas de corazón, riñón o por alguna otra de las drogas que tienen que acabar tomando para paliar los afectos adversos de los esteroides y anabolizantes, como la propensión a la depresión o la retención de liquidos. Siddiqi apunta varios peligros: "Cuando examinas a estos atletas encuentras corazones anormales, arterias coronarias muy estrechas, problemas de ritmo cardíaco e incluso potencialmente VIH o hepatitis por compartir jeringuillas y viales. Problemas que pueden causar la muerte".