Bob Beamon: una infancia dura y drafteado para la NBA
Creció en una familia desestructurada y convivió con la delincuencia y las drogas hasta que llegó a la universidad. En 1969 los Phoenix Suns le eligieron en el 189. No llegó a jugar.
Bob Beamon nació en 1946 en South Jamaica, una zona suburbial de Nueva York en Queens, junto al Aeropuerto ahora llamado JFK. Sin hermanos, creció en el seno de una familia desestructurada y vivió muy cerca la delincuencia y el tráfico de drogas de la ciudad en los complicados años 60. “Tuve una infancia pobre, por eso ahora intento ayudar a la gente a salir de la pobreza”, cuenta Beamon, que pese a algunos líos como adolescente recondujo su vida cuando entró en la Universidad Texas El Paso. Allí se hizo fuerte como atleta.
Todo fue muy rápido para él y en 1968, a los 22 años, su vida cambió. Beamon batió el récord mundial indoor en invierno en una prueba en Detroit con 8,30, mientras que a los Juegos llegaba con la mejor marca del año (8,33), pese a no tener el récord mundial, que lo compartían Ovanesyan y Boston. Lo que no era de esperar era su vuelo en México 1968. El viento legal exacto (2.0), los 2.250 metros de altura y un estado de gracia mezclaron bien. Fue “el salto perfecto”, de 8,90. Un récord mundial que duraría hasta 1991 cuando Mike Powell hizo 8,95 en Tokio.
Tras el salto de México, Beamon siguió en el atletismo, pero nunca más se acercó a los 8,90. “No perdí la motivación, pero tuve una lesión que afectó a mi rendimiento y a la vez aparecieron oportunidades en otros ámbitos que también me interesaban, por lo que opté por retirarme”, resumía Beamon, que fue drafteado en la NBA por los Phoenix Suns, aunque nunca jugaría un partido. Ha dado charlas por todo el mundo para transmitir su ejemplo. Llegó incluso a vivir un año en España. Se considera “una persona feliz” y es una leyenda.