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HOCKEY HIERBA

El Club Egara viaja al pasado del hockey con un Masters de cine

Este domingo se cierra el campeonato, con la participación de 135 equipos, con medallistas olímpicas y mundiales. "Una experiencia única", cuentan sus protagonistas.

Actualizado a
Alegría de unas selecciones españolas.
Rafa Martín.

En el Pla del Bonaire (Terrassa) hay más jolgorio del habitual. Es aproximarse a las instalaciones del Club Egara y percibir que no es un día cualquiera de agosto. Durante más de una semana, 135 equipos han participado en el Mundial Másters más "multitudinario" y "exitoso" de los cuatro ya celebrados, con 11 categorías que reúnen al pasado del hockey hierba, quienes han escrito con su stick las mejores páginas de su deporte. En total, 5.000 personas entre jugadores, técnicos, voluntarios (150), oficiales y familiares, quienes se han costeado el viaje para revivir un torneo de primer nivel, toman parte en unos pequeños Juegos Olímpicos para el club y la ciudad.

"La oportunidad era apetecible, el ambiente es fabuloso y hay mucha competitividad. Es único", explica Teresa Motos, medalla de oro con la Selección en Barcelona '92, ahora compitiendo también en Terrassa. "Ahora no puedo hablar, tengo que volver a la cama", pide Juan Escarré, plata en Atlanta '96, exhausto después de jugar un partido bajo la ola de calor, al sol del mediodía. Al margen de las selecciones tradicionales, como Australia (ha traído a 12 equipos), también este torneo es una oportunidad para unas selecciones de menor nivel, como Ghana (solo vienen 12 jugadores), Sri Lanka o Zimbawe. "El otro día, esta selección fue de un campo a otro caminando siete kilómetros, con el stick y la ropa a cuestas, y lo vieron como algo normal. Tenían compromiso e ilusión por jugar", cuenta Javier Ruiz, dirigente del Club Egara y uno de los organizadores del torneo.

Lo cierto es que organizar el torneo ha supuesto mucha complejidad. "Lleva mucha complejidad. Hay gente que viene a competir y te piden que las cosas salgan bien. Coordinador esto no es fácil. Tenemos la suerte de contar con el voluntariado del club, hay cuatro sedes, 430 partidos y siete campos de hockey", explica Ramon Sala, plata en Atlanta '96. Uno de estos voluntarios es Pol Amat, gerente también del Club Egara, quien además fue plata en Pekín 2008 al margen de jugador con Sala en el 1996.

Juan Escarré.
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Juan Escarré.Rafa Martín.

Recuerdos olímpicos del hockey español

"En Atlanta '96 vives momentos únicos. Recuerdo el primer partido de campeonato que ganamos a Alemania y la dinámica es muy positiva. La semifinal ante Australia ganamos 2-1. Y perder con Holanda la final lo recuerdas con decepción, pero se pasó enseguida. La plata olímpica era para estar más que contentos", explica Sala. A Motos también se le pasan aquellas inolvidables imágenes de Barcelona '92 por la cabeza. Nadie contaba con el oro del hockey hierba: "Hubo mucha preparación porque el volumen de jugadoras en España no es tan grande. Una holandesa me hizo la misma pregunta el otro día: ¿cómo lo lograstéis? Coincidió un grupo básico con condiciones mentales fuertes y en ese núcleo fuerte en el que se centró la preparación. Todas estábamos concienciadas. Todos los factores acompañaron nuestra fuerza interna".

El presente lo ven esperanzador. "Veo un equipo competitivo, con ganas y con un buen nivel de juego", comenta la campeona olímpica sobre la Selección femenina, inmersa en el Mundial en Londres. "El hockey ha cambiado mucho en dedicación. Ahora es un juego más físico y rápido, así que el jugador debe ser un atleta, físicamente debe estar perfecto. El diferencial viene del aspecto técnico. Pienso que no tenemos jugadores estrella como antes, pero en el punto físico estamos mejor. ¿Seremos capaces? Creo ya en Río quedamos segundo de grupo, jugamos en cuartos ante Argentina y hubo polémica. Tuvimos muy cerca las semifinales", reflexiona Sala sobre el equipo masculino.

A ambos, este Mundial Masters le ha recordado en algunos aspectos sus experiencias olímpicas. "Sobre todo la inauguración", coindicen. "El feeling, los comportamientos, el nerviosismo de la gente", explican. Sala no compite, pero sí Motos, quien reconoce que el deporte forma parte de su vida y que en Pamplona, donde reside ahora, no ha podido insuflar la pasión por su deporte: "Se mantiene el contacto. Y también como padre, madre o entrenador. Hay tendencia de vincularse a alguna manera. En mi caso, solo yo. Mis hijos no hacen hockey. Intenté en Pamplona fomentar el hockey y lo logré unos años, pero luego fue imposible". Con iniciativas como la del Club Egara, la pasión por este deporte se propaga, al menos entre sus fieles.