Las magiares volverán a tener sueños pesados con una España reconocible, aguerrida en defensa, multicolor en ataque , donde todas las jugadas aportaron. Esa es la Selección que, por distintos motivos, no se vio ante Grecia y que se cuelga un meritorio bronce (12-6), el color que le falta a su extensa colección, el quinto podio en seis años para un equipo de leyenda. En los primeros dos minutos de partido, Pili Peña y Anni Espar colocaron a la Selección por delante (2-0). El encuentro fue ya en bajada para una España que recuperó su solvencia en defensa, acompañadas por una redimida Laura Ester, que atajó su primer balón. Se levantó Pajarito y sus compañeras recuperaron su mejor versión. Mati Ortiz, Anna Gual y de nuevo Peña dejaban un 5-1 a favor de las españolas en un eléctrico primer parcial. El bronce prácticamente tenía dueño. Hungría mantiene su competitividad pero siempre se topa con algún imprevisto. No obstante, en el Europeo de Belgrado, en 2016, se colgaron el oro en su mayor éxito de una generación que siempre ha ido a la sombra de las de Oca. Apretaron las húngaras, que bloquearon a España en ataque en un más cerrado segundo parcial. Maica ponía el 6-1, pero Garda y Szilagyi contrarrestaron con un 6-3 con el que se llegó al descanso. La Selección corrigió estrategia, y la ventaja volvió rápidamente a los cinco goles, con tantos de Paula Leitón, Clara Espar y Anna Gual en dos ocasiones (10-3). El último cuarto se convirtió en un homenaje a las jugadoras, de unas piscinas Picornell que presentaban una imagen inmejorable. Marta Bach y Bea Ortiz se sumaron a la goleada con el 12-4. Las húngaras estaban rendidas (12-6), las españolas seguían aceleradas. Acabar un torneo ganando siempre es una buena señal y, aunque no sean en lo alto del podio, esta selección sigue entre las mejores del mundo y con una joven generación apretando fuerte. Hay un largo camino por delante.