España no frena y acaba quinta del mundo en San Francisco

Quintas del mundo es la etiqueta que a partir de este domingo puede lucir con orgullo la Selección española de rugby a siete femenino. Las Leonas certificaron su segundo mejor resultado en un Mundial a eso de las 4:30 de la madrugada, cuando un ensayo de Teresa Bueso con el tiempo cumplido finiquitaba a Irlanda (7-12) tras adelantar Erbina a España en el 5' y empatar Higgins en el 8' para las de la Isla Esmeralda. 

Quintas del mundo, por delante de las propias irlandesas, Canadá, Inglaterra, Fiyi o Sudáfrica y muy cerca de Nueva Zelanda, la campeona, Australia, Estados Unidos o Francia. ¿Les suenan esos nombres? Son todo potencias de este deporte con las que se codea el rugby femenino español. Desde hace tiempo. Diploma olímpico en sus primeros Juegos, séptimas en las Series Mundiales esta temporada y varias veces campeonas de Europa en XV, además de asiduas en los campeonatos del mundo de la modalidad principal. Es el curriculum de las Leonas. ¿Milagro? No. Trabajo. 

El que han lucido en defensa durante todo el torneo. Placando abajo, parando ensayos con el pie casi sobre la línea de marca y forzando retenidos cuando más aprieta la fatiga y tiemblan las piernas por las trascendencia del momento. O el de su ataque, con pocos errores de manos, descargas de todos los colores y una buena lectura del tempo para saber cuándo, cómo y dónde atacar. Tres victorias y una derrota, en cuartos ante Australia, es el bagaje de un equipo que no es un diez en nada, pero aprueba con holgura en todos los aspectos del juego. 

Salen de San Francisco muy reforzadas, con una generación veterana que ha demostrado que aún puede tener gasolina (Plá, la capitana, ha sido la tercera en offloads y en carreras de la competición) para los Juegos de Tokio, la próxima gran cita internacional Series Mundiales aparte, y una nueva hornada que se hace mayor a marchas forzadas. El Mundial de Fresneda, Bueso o Erbina es notable. El rugby femenino español tiene presente y futuro.