Los 15 meses de Corró: de vencer un tumor al oro en Tarragona

En marzo de 2017, Catalina Corró seguía con los mareos y ataques de epilepsia en la piscina. Los médicos decidieron hacerle nuevas pruebas y le detectaron “un tumor cerebral de cuatro centímetros que me estaba oprimiendo”. En dos semanas pasó por quirófano. “Estuve tres meses sin hacer nada, pero en enero volví a los entrenamientos. Me dijeron que debía estar un año sin deporte, pero ellos me controlaban mientras decidí intentar nadar de nuevo”, explica Corró, con la medalla de oro al cuello, paseándose con una sonrisa de oreja a oreja por la piscina, reclamada por periodistas y familiares: 15 meses después de aquel calvario, se proclamó campeona de los Juegos Mediterráneos en los 400 estilos.

“Son muchos sentimientos juntos. Todo el sacrificio que he empleado para llegar aquí. Estoy aún alucinando. No puedo explicar lo que es volver a estar en un podio”, aseguró. Nada más tocar la pared, con un tiempo de 4:39.42, dio cuatro aletazos al agua tibia de Tarragona y lloró de felicidad.

Corró (23 años) no ha dejado atrás aquel episodio. Cada dos meses se hace nuevos controles y aún “no” tiene el alta: “Lo que queiro es estar ya bien al cien por cien. De todos estos momentos, lo que más destac es que hay que tener paciencia. Cuando quieres una cosa no lo harás a la primera. El 80 por ciento del trabajo es la cabeza y no el físico”, valoró a pie de piscina.

La suya fue la historia más humana de la primera jornada acuática. “Es una lección de vida. Es una persona que tiene mucha fe en todo lo que hace”, explica Jessica Vall, quien se colgó el oro en los 200 braza, como hizo hace cinco años en Mersin: “Es una alegría saber que sigo consiguiendo éxitos y buenas marcas”. Los de Corró y Vall fueron los dos oros de las diez medallas que logró la natación española en el debut de este deporte en los Juegos.