Samy, de examinarse el martes a colgarse el bronce en Tarragona
El karateka español fue tercero en la categoría de menos de 67 kilogramos y abre el medallero para un deporte que estará en Tokio 2020 y que apunta alto
El karate español se estrenará en Tokio 2020 en unos Juegos Olímpicos, y no hay mejor banco de pruebas que estos Juegos Mediterráneos para medir el nivel español. Así lo explica Samy Ennkhaili Anqoud, primer medallista español en el pabellón de Cambrils en la categoría de menos de 67 kilogramos. Un bronce ganado a pulso ante el italiano Luca Mresca. “Esta medalla supone la recompensa a un esfuerzo después de mucho tiempo. Esta competición me la tomo como unos Juegos Olímpicos, porque el nivel es el mismo, y la satisfacción es enorme. Pasé momentos duros y la gente me apoyó”, recuerda aún en el tatami, abrazado por técnicos, directivos y con el apoyo de la grada.
Apeado del camino de la final por el francés Marvin Garin, logró llegar por el atajo de la repesca al bronce. Y no se le escapó de las manos. Desde que lograra el bronce en el Europeo Sub-21 en 2017 y se proclamara campeón en Guadalajara de la ‘Karate 1 Series A el pasado febrero, su progresión ha ido en aumento. Y esta medalla “es otra de mucho valor, pero entre todas las conseguidas no sé cuál es la mejor. Es muy positivo que a mis 20 años ya me esté midiendo a competidores tan expertos”.
Los padres de Samy, un niño inquieto, decidieron apuntaron con cinco años al gimnasio que tenían al lado de casa, el Sankukai de Zaragoza, para que “soltara toda la energía con el karate”. Disciplinado y con un alto carácter competitivo, poco a poco empezó a destacar. Con 14 años, ya debutó en la Selección española cadete. “Soy ambicioso y siempre he tenido claro hacia dónde me quería dirigir. Estoy ahora en el momento en el que quería”, comenta y tiene claro se nuevo reto. “El camino a Tokio es exigente, pero poco a poco voy mejorando. Creo que en España somos potentes en todos los deportes y eso es gracias a los referentes que tenemos. Gente como Nadal, Mireia o Lydia nos sirven de inspiración”.
Samy ya vive como un profesional, aunque tiene que compaginar su deporte con los estudios de Business Management and Administration, que cursa en la Universidad de Zaragoza. El martes, cuatro días antes de ganar esta medalla, “estaba acabando el último examen. Pero ahora ya estoy más relajado. Tengo que aplazar bastantes”. Y así de relajado logró un bronce de mucho mérito.