Serra, el guardián que fue testigo del primer oro en los JJMM
El portero de waterpolo fue uno de los 34 españoles que compitieron en Alejandría. Nada más llegar, los llevaron en coches a ver las pirámides.
Alejandría acogió en 1951 los Juegos Mediterráneos por primera vez en la historia. Apenas participaron diez países, entre ellos España, y 745 deportistas. Pero aquella aventura promovida dos años antes por el turco Taher Pacha, gestada primero en los Juegos Olímpicos de Londres 1948 y aprobada en 1949 en Roma, fue un éxito de organización y de impacto, tanto que fraguó una competición entre los países de la cuenca del Mediterráneo que sigue perdurando.
Pese a ello, las primeras exploraciones para realizar una competición similar se remontan a los años 20. Pierre de Coubertain, fundador de los Juegos Olímpicos, quiso promover unos Juegos Africanos para los países del norte del continente, y de hecho Argel debía organizarlos en 1925 y Alejandría dos años después. Pero los problemas políticos y sociales lo impidieron: con países que aún eran colonias y colonizadores que querían mantener apagada la llama del nacionalismo. La idea se pospuso hasta que se dieron las condiciones ideales, en un mundo que intentó ser más civilizado y unirse a través del deporte después de la II Guerra Mundial.
La ciudad histórica de Alejandría, cuna de varias civilizaciones, acogió unos Juegos primerizos. En su villa, participaron 34 españoles, entre ellos Joan Serra (1927-2015, Sabadell), waterpolista que ya había vivido los Juegos de Londres tres años antes. Antes de que falleciera, a las puertas de los Juegos de 2012 en la misma ciudad en la que él compitió, AS le entrevistó para recordar aquella época y aquellas vivencias.
No era lo mismo Alejandría que Londres, pero sí que trajo más éxitos deportivos para Serra. El equipo español de waterpolo se colgó el oro en la competición después de empatar (1-1) el último partido ante Egipto, con 7.000 personas en las gradas de la piscina. Una de las figuras de la delegación española, que logró diez medallas (Líbano y Siria consiguieron más), fue el nadador Enrique Granados. Se llevó el triunfo Italia, que en sus filas contaba con un fuerte y alto nadador que, años después, triunfaría como actor con el seudónimo de Bud Spencer.
España fue el país que menos deportistas aportó por falta de dinero. Cuatro años después, dio un salto adelante para empezar a convertirse en una potencia del Mediterráneo con los Juegos de Barcelona. Serra, un extraordinario portero, no participó en ellos. Su memoria es aún más remota, de cuando el deporte español aún estaba a la cola incluso en el propio Mediterráneo.