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ATLETISMO | DIAMOND LEAGUE EN SHANGHAI

Taylor, el hombre que hace compatible el triple y los ¡400!

El estadounidense es el mejor del mundo en los últimos años en el salto, pero también está acreditado en 45.17 en la vuelta a la pista.

El estadounidense Christian Taylor, campeón olímpico y mundial de triple salto.

El estadounidense Christian Taylor, el mejor triplista de los últimos tiempos y candidato a batir el récord del mundo del británico Jonathan Edwards, compite este sábado en la Diamond League de Shanghai en… 400 metros.

Algo sorprendente, desde luego. Pero hay que tener en cuenta que el norteamericano, que ostenta una marca de 18,21 en el salto, está acreditado en 45.17 en la vuelta a la pista y que este año ha corrido ya en 45.44. Se ve que ambas pruebas no son incompatibles, pero, desde luego, no es común que alguien sea capaz de brillar en las dos especialidades.

Christian Taylor tiene un historial sublime en el triple salto. Campeón olímpico en Londres 2012 y Río 2016 y Mundial en Daegu 2011, Pekín 2015 y Londres 2017. Nada menos.
En los 4x400 metros también ha competido internacionalmente: campeón con el equipo de Estados Unidos en Nassau (Bahamas) 2014 en los IAAF World Relays.

Rastreando la historia se puede encontrar algún atleta que brilló en pruebas tan diferentes, pero hay que remontarse casi a la noche de los tiempos, cuando alguien con una muy buena condición física en general podía brillar en especialidades muy diferentes y, aparentemente, antagónicas.

Por ejemplo, el estadounidense Robert Garrett, miembro de la clase alta estadounidense. Su padre era dueño de una compañía de ferrocarriles y de bancos, estudió en la elitista Universidad de Princeton (de allí han salido 107 deportistas olímpicos) y en los Juegos de Atenas 1896 ganó el oro en peso y disco y la plata en longitud y altura. Mayor disparidad no se puede imaginar.

¿Se podría esperar que Manuel Martínez, por ejemplo, fuese el mejor del mundo en lanzamiento de peso (lo fue, en pista cubierta) y, al mismo tiempo, saltar más de los 2,34 que tiene como récord español de altura Arturo Ortiz. O al revés. Ni siquiera es de ciencia ficción. Cierto que en los tiempos de Robert Garrett todo era muy diferente.

Tanto que, estudioso como era, encargó a un grupo de historiadores que averiguaran cómo era el disco con el que lanzaban los griegos clásicos, y éstos le dijeron que pesaba unos catorce kilos. Al llegar a Atenas (la peripecia del viaje merece otro capítulo) se encontró con que el artefacto apenas superaba los dos kilos, con lo que todo su entrenamiento había sido erróneo. Pero se adaptó y fue campeón.

En los tiempos modernos viene a la memoria el caso de la rusa Irina Privalova, una mujer acreditada en 10.77 en 100 metros, 21.87 en 200, 49.89 en 400 y que fue campeona olímpica en Sydney 2000… en 400 metros vallas, especialidad en la que consiguió una marca personal de 53.02. En la velocidad lisa logró también medallas olímpicas, mundiales y pista cubierta. Pero nada semejante a los dos anteriores. 

Un caso similar al de Christian Taylor es imposible de encontrar.