Jimmy Garoppolo hace llorar de felicidad a la afición de los 49ers

La imagen ha sido dantesca. Inenarrable. La redacción de AS en silencio, tecleando a velocidad enfermiza en la hora punta diaria de información y de pronto se escucha un grito desgarrador que sobresalta a todo el mundo. Un tipo calvo y corpulento se pone de pie, se sube a la mesa, eleva los brazos al cielo, y en portugués, o lo que fuera eso, grita “¡¡¡GRACIAS DIOS MÍO!!!” y se pone a llorar. A LLORAR. A lágrima viva, a moco perdido, a pantano desbordado y felicidad infinita. Tras la explosión inicial, Fernando Kallás se encoge, se hace una bola en su asiento, y empieza a murmurar “Garoppolos días” en una letanía que va in crescendo hasta culminar con un “¡Sí! ¡¡¡Sí!!! ¡¡¡¡SÍÍÍÍÍ!!!!

Como Kallás es imprevisible, de inmediato se levantó el jersey (por suerte no era de pico) y debajo había una camiseta de los 49ers que empezó a besar como un loco. Solo le faltó estar de rodillas en un córner mirando a la grada.

Y como os podéis imaginar, a esas alturas toda la redacción había estallado en una carcajada unánime: ¡este brasileño está loco!

Pero no, Kallás no está loco. Ni ninguno de los aficionados de los 49ers que han remetido escenas como la suya a lo largo y ancho del mundo. Jimmy Garoppolo será el quarterback de los San Francisco 49ers durante los próximos 5 años. Ha firmado el contrato más desorbitante, mareante, irreverente y extraordinario de la historia de la NFL. 137,5 millones por cinco años. 74 de ellos garantizados. 27,5 millones por año. Y con ello supera a Matthew Stafford, que el año pasado había saltado la banca con sus 135 millones en cinco años.

Ahora más de media liga observa el evento con los dientes largos de envidia. El heredero abandonó el nido y se fue al otro lado del mundo, donde menos molestaba a Belichick y compañía, para que los 49ers completen la trinidad que empezó ‘dios padre’ Joe Montana y continuó ‘dios hijo’ Steve Young. Garoppolo, caído del cielo como una llama, parece el ‘espíritu santo’ capaz de devolver a la franquicia dorada a la cima de la NFL con Kyle Shanahan como director de orquesta y Robert Saleh vigilando la retaguardia.

A partir de mañana todo San Francisco se dará los “garoppolos días” y se acostará con un maravilloso “garoppolas noches”. Y entre las sábanas tendrá sueños húmedos en los que su equipo sangre y oro volverá a revolucionar la NFL con el juego ofensivo más espectacular que se haya visto sobre la faz de la tierra. Más aún que la ‘West Coast’ de Joe, más también que las diabluras de Steve. Jimmy ha llegado para ganar partidos, para lanzar rayos con las manos y fundir a sus rivales con su mirada laser.

Dicho lo cual, os dejo. Me voy a emborrachar con Fernando Kallás. Hoy paga él y la noche es joven… Y GAROPPOLA.