Los Hispanos desatan la locura en su llegada a Barajas
Les esperaban cientos de personas, la gran mayoría niños y adolescentes, que entonaron cánticos y vitorearon a los campeones de EuropaFrancia - España: Mundial de balonmano 2019
Unas 400 personas recibieron a los Hispanos en Barajas, jugadores de cantera de los clubes de Madrid, seguidores de otras partes de España o exjugadores (Colón, Urdiales...). Todos ansiaban ver a los campeones y no dudaron en gritar “¡Sí, sí, sí, el oro ya está aquí!” cuando Ribera y Entrerríos levantaron el trofeo continental. Estuvieron todos, menos Sterbik, que por la mañana había vuelto a Macedonia para jugar con el Vardar el miércoles.
Un acto popular que agradecieron los jugadores, con su camiseta azul de campeones de Europa que les llevó Spagnolo al mismo aeropuerto, y que a continuación acudieron a una cena con todos los patrocinadores en Las Estaciones de Juan, donde fueron recibidos por Alejandro Blanco (COE).
No hubo fiesta en Croacia, “sólo cenamos con nuestras familias para celebrarlo”, reconocía Aitor Ariño y la cosa pintaba diferente en Madrid. Gurbindo apostó con sus compañeros su pelo si había medalla de oro... y tocó cumplirlo. Jordi Ribera fue el encargado de coger la maquinilla, con Viran Morros, Joan Cañellas y Gonzalo Pérez de Vargas animándole. No tenía por dónde escapar el lateral. O sí, porque la pericia del seleccionador no era alta. Tras varios trasquilones, Ribera cedió el testigo a Morros. “Por lo menos nivelarlo”, pedía Gurbindo. Lo hizo. El rapado se quedó en un corte de pelo, hubo piedad. “Pareces un champiñón”, le espetó Cañellas. Mientras, Julen Aginagalde pedía a sus compañeros que le firmasen una servilleta del restaurante como recuerdo. La fiesta de los Hispanos acababa de comenzar.
