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CARROS DE FUEGO | ATLETISMO

Cuando los récords mundiales de 60 metros se hacían en Madrid

Chris Coleman, uno de los 'jóvenes leones', sucede a Maurice Greene, que hizo la anterior plusmarca hace casi diez años en el viejo Palacio de Deportes.

Maurice Greene, en su récord mundial en el Palacio de los Deportes de Madrid.

Hubo un tiempo en el que los mejores velocistas puros del mundo, hombres y mujeres, soñaban con competir en el Palacio de los Deportes de Madrid, el viejo Palacio de la Plaza de Felipe II, que durante años fue la única instalación cubierta de España. Y se pegaban por venir aquí porque la pista sintética, una de las sucesoras de aquella antigua de madera, era extraordinariamente dura y, en consecuencia, perfectamente apta para que los sprinters rompieran sus marcas en los 60 metros… e incluso los récords mundiales. Tres se consiguieron en la categoría masculina y cuatro en la femenina, por cinco velocistas distintos.

Viene esto a cuento porque el récord mundial de Maurice Greene, hecho en esas pistas el 3 de febrero de 1998, acaba de ser superado. Lo ha batido una de las estrellas emergentes de la velocidad, el estadounidense Christian Coleman, en Clemson (Carolina del Sur). Marca tremenda: 6.37. Sustituye a los 6,39 de Maurice Greene del 3 de febrero de 1998. Esa noche lo celebró comiendo hamburguesas por medio Madrid, acompañado de sus compinches. Greene, atleta nacido en Kansas City, ya retirado (hace de comentarista en la BBC) era muy completo, capaz de correr en esos 6.39 en los 60 metros, en 9.79 en 100 y en 19.86 en 200. El mejor en su época y uno de los mejores de todos los tiempos.

El viejo Palacio de Deportes se incendió dramáticamente en la mañana del 29 de junio de 2001 y cubrí la información casi entre lágrimas, porque se quemaba una parte del corazón del atletismo español, que también fue sede de los Campeonatos de Europa de 1986, de extraordinaria brillantez.

Antes que Maurice Greene habían batido allí récords mundiales su compatriota Leroy Burrell, del Santa Mónica Track Club, amigo y rival de Carl Lewis, que llegó a tener también el récord mundial de 100 metros al aire libre, y Andre Cason, un sprinter de corto recorrido, eléctrico en los 60 metros, pero al que los 100 le venían largos.

En mujeres se han batido aún más plusmarcas en aquella pista milagro de Madrid. Cuatro consecutivos: por la holandesa Nelli Cooman, nacida en Surinam, y que era algo así como Cason: espléndida en 60 y más discreta en el hectómetro. Era bajita (1,59), pero muy fuerte, y algunos la llamamos, con todo el cariño del mundo, La Hormiga Atómica. Me consta que cuando lo vio en el periódico le hizo gracia.

A Nelli le quitó el récord la entonces jamaicana y ahora eslovena Merlene Ottey, una de las mejores velocistas de todos los tiempos, de extraordinaria elegancia, aunque de trato un poco hosco. Fue la primera mujer en bajar de los siete segundos.

Y tras ella la rusa Irina Privalova, que por entonces estudiaba periodismo y que visitó nuestro periódico, que entonces estaba en la Cuesta de San Vicente, y se quedó perpleja cuando Julián García Candau, nuestro director en aquel tiempo, le cantó a pleno pulmón Kalinka… ¡en ruso! Un clásico del folklore de ese paí, compuesto en el siglo XIX. Privalova era una atleta muy completa, que llegó a ganar medallas de altísimo nivel en 60, 100, 200, ambos relevos… y que fue campeona olímpica de 400 metros en Sydney 2000.

Volviendo a la categoría masculina: ahora el nuevo rey es Chris Coleman, que tiene 21 años y que fue segundo en los Mundiales de Londres del año pasado, por detrás de su compatriota Justin Gatlin y por delante de Usain Bolt. Por cierto, el jamaicano, ya retirado, para desgracia del atletismo, jamás compitió bajo techo, que se sepa. Pero hay un dato curioso que conviene recordar: cuando batió el actual récord del mundo de los 100 (9.58, en Berlín 2009) pasó por 60 metros en 6.31, bastante más rápido que la plusmarca que acaba de instaurar Coleman. Aunque también es cierto que el viento soplaba a +0,9 metros por segundo, mientras que en las pruebas indoor la brisa es inexistente, como es obvio.

LA PROGRESIÓN DEL RÉCORD EN HOMBRES…

(Cronológicamente)

6.50. Lee McRae (EE UU). Indianápolis, 8 de marzo de 1987

(Mundiales en sala. La carrera la ganó el canadiense de origen jamaicano Ben Johnson con 6.41, pero al año siguiente fue descalificado por dopaje, y el récord pasó a McRae)

6.48. Leroy Burrell (EE UU). Madrid, 13 de febrero de 1991

(El estadounidense marcó 6.40, pero la carrera fue anulada por una rolling stard de Burell. Quince minutos después hizo récord. Leroy Burrell renunció a competir en esa segunda prueba)

6.45. Andre Cason (EE UU). Gante, 23 de enero de 1992

(Otra rolling stard, esta vez a cargo del namibio Frank Fredericks, que ganó con 6.46. En la carrera definitiva el africano hizo 6.56)

6.41. Andre Cason (EE UU). Madrid, 14 de febrero de 1992

(Segundo en la prueba fue el canadiense Bruny Surin, con 6.51, y tercero el norteamericano Mike Marsh con 6.61)

6.41. Maurice Greene (EE UU). Stuttgart, 1 de febrero de 1998

(Récord igualado para Mo Greene, que en las series ya había avisado con un espectacular 6.43)

6.39. Maurice Greene (EE UU). Madrid, 3 de febrero de 1998

(El plusmarquista hizo una salida relativamente mala e incluso pareció tropezar, pero remontó perfectamente)

6.37. Chris Coleman (EE UU). Clemson, 20 de enero de 2017

(En series hizo una marca de 6.47, cerca del hasta entonces su mejor registro personal de 6.45. La final se celebró una hora y 40 munutos después)

…Y EN MUJERES

7.00. Nelli Cooman (Holanda). Madrid, 23 de febrero de 1986

(La atleta nacida en Surinam consiguió el récord en los Campeonatos de Europa, en los que batió a dos clásicas de la velocidad de la RDA: Marita Koch (7.08) y Silke Gladisch (7.14)

6.96. Merlene Ottey (Jamaica). Madrid, 14 de febrero de 1992

(Primera marca femenina sub-7.00. Final de alta calidda, con la rusa Irina Privalova segunda con 6.97, por debajo del récord anterior, y la estadounidense Gwen Torrence en 7.10)

6.92. Irina Privalova (Rusia). Madrid, 11 de febrero de 1993

(La rusa ya ganó su serie con 6.99. En la final se impuso a otra atleta de extraordinaria categoría: la estadounidense Gail Devers, que hizo 7.05)

6.92. Irina Privalova (Rusia). Madrid, 9 de febrero de 1995

(El récord vigente, contra el que se han estrellado todas las velocistas actuales. Segunda en la prueba fue la ucraniana Zhanna Tarnopolskaya, con 7.12)

¿Volveremos a ver un récord de 60 metros en Madrid?