El himno y Villanueva: una polémica que no fue tal
El español de los Pittsburgh Steelers nunca quiso aparecer como la desafiante figura contraria a las protestas ante la bandera en que se convirtió.
Alejandro Villanueva fue noticia este año. Y muy potente. En Estados Unidos se convirtió en una figura, un emblema, y su camiseta se elevó a ser la más vendida en algunos instantes, lo que da muestra de la popularidad que alcanzó. El problema es que el protagonista jamás lo quiso y, además, negó las mismas bases que le llevaron a estar en los focos.
El left tackle de los Steelers, hoy elegido de manera oficial para ser titular en la Pro Bowl, el partido de las estrellas de la NFL, cometió lo que él mismo calificó como un error en plenas protestas de sus compañeros, sobre todo afroamericanos, contra el himno y la bandera norteamericana.
Al comenzar la temporada de la liga profesional de fútbol americano, varios jugadores decidieron que, durante la interpretación protocolaria del himno, algo obligatorio antes de cada partido, ellos se arrodillarían. Con ello querían poner de manifiesto que creían que el racismo era un problema gigantesco en el país y que deberían tomarse medidas al respecto. Fue Colin Kaepernick, ex quarterback de los San Francisco 49ers, el que inició el movimiento en la pretemporada pasada y, con el tiempo, el acto rebelde había ido a más.
Tanto que Donald Trump, Presidente de los Estados Unidos, exclamó que esos jugadores deberían ser despedidos por los dueños de las franquicias y que los espectadores deberían abandonar el campo para no tolerar actos de tan sonoro antipatriotismo.
La reacción de la NFL fue demoledora en su contra, al menos de inicio. Todos los equipos tuvieron reuniones privadas en las que debatieron qué hacer. La mayoría apostaron por un gesto común de abrazarse, arrodillarse, levantar el puño... lo que fuera para demostrar que no les podían callar. Incluso las oficinas de la liga, siempre tan conservadoras, les apoyaron sin reservas, y no pocos dueños de franquicias bajaron al campo para estar con sus jugadores en las protestas.
En los Steelers se decidió que todos los jugadores se quedarían en el túnel de vestuarios para no tener que obligar a nadie, a título individual, a tener que posicionarse ante la bandera y aparecer unidos como equipo en un momento tan difícil. Villanueva, no obstante, pidió permiso para adelantarse un poco y honrar la interpretación del himno.
El jugador español es militar, había combatido en Afganistán, y obtuvo el parabién de los suyos, sabiendo que se trataba de un caso especial. El problema es que se adelantó demasiado y la foto que resultó fue la de él, en solitario, en la bocana del vestuario, emocionado ante la bandera, sin que se viesen a sus compañeros al fondo.
La imagen fue icónica. El vídeo se repitió en todos los programas resumen de la jornada y fue portada de informativos por todo el país. Había nacido un héroe insurrecto para la legión de estadounidenses disgustados con las protestas.
Al día siguiente, Alejandro Villanueva salió a rueda de prensa por petición propia para explicar que no se había dado cuenta de que había dado dos pasos de más, que le abochornaba la imagen, que era su culpa y sólo suya como se había desvirtuado el tema y que respetaba totalmente a sus compañeros y sus gestos de protesta.
Obtuvo, de inmediato, el perdón y la comprensión de los mismos. Y ahí murió la polémica, que nunca fue tal para los protagonistas de la misma.