NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BENGALS-STEELERS

A sangre, sudor y lágrimas Steelers vence a Bengals

En un duelo repleto de drama, Pittsburgh borra una desventaja de 17 puntos para hilvanar su séptima victoria.

Ciudad de México
CINCINNATI, OH - DECEMBER 04: Antonio Brown #84 of the Pittsburgh Steelers breaks a tackle from Jordan Evans #50 of the Cincinnati Bengals during the second half at Paul Brown Stadium on December 4, 2017 in Cincinnati, Ohio.   Andy Lyons/Getty Images/AFP
 == FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY ==
ANDY LYONSAFP

A los Pittsburgh Steelers les tomó 1:59 tener su primera pérdida de balón, 3:34 para perder de manera dramática al líder de su defensiva, Ryan Shazier, y 4:12 para ponerse en desventaja.

Pasaron el resto del partido intentando dejar todo eso atrás. Y les tomó los 60 minutos.

Chris Boswell conectó un gol de campo de 38 yardas sin tiempo en el reloj, su tercera patada ganadora de la campaña, para que los Steelers borraran una desventaja inicial de 17 puntos e hilvanar su séptima victoria al derrotar 23-20 a los Cincinnati Bengals en el cierre de la semana 13 de la NFL.

Para Pittsburgh, los primeros cinco minutos marcaban lo que parecía una tragedia, en especial después de la lesión de Shazier, quien salió inmovilizado directamente al hospital y aparentemente sin sensibilidad en las extremidades inferiores al taclear con la corona del casco a Josh Malone.

Una imagen así no se olvida fácilmente, y a Pittsburgh le tomó toda la primera mitad superar, de manera parcial el impacto de ver al líder de su defensiva en una camilla.

Cincinnati no pudo más que aprovechar el momento, montando una ventaja de 17 puntos cortesía de un gol de campo de 35 yardas de Randy Bullock y dos envíos anotadores de Andy Dalton para A.J. Green de 8 y 15 yardas.

Los Steelers mostraron señales de vida con la última serie de la primera mitad, gracias a un pase de Ben Roethlisberger a Le’Veon Bell para 30 yardas y una interferencia de pase 38 yardas a Antonio Brown colocaron en ovoide para que Pittsburgh se borrara la blanqueada por conducto del gol de 30 yardas de Boswell.

Algo habrá hecho el coach Mike Tomlin en el medio tiempo, reenfocar al equipo lo más probable, que Pittsburgh salió del descanso luciendo como lo que es, el primer sembrado de la Conferencia Americana.

La defensiva detuvo en tres jugadas a los Bengals y luego Roethlisberger, Brown y Le’Veon Bell se pusieron a trabajar para concluir una marcha de 78 yardas con un pase de 35 yardas a Bell, quien esquivó la línea lateral en camino a la zona prometida. De repente, había juego.

Bullock y Boswell intercambiaron goles de campo para mantener la diferencia de siete puntos, cuando el drama reapareció en Paul Brown Stadium.

Con 7:10 por jugar, Roethlisberger encontró a Bell en un pase corto, en donde el receptor JuJu Smith-Schuster le propinó una devastadora bloqueada, aparentemente con intereses , a Vontaze Burfict, quien también salió en camilla.

Pese al castigo de 15 yardas, Roethlisberger _ quien completó 24 de 40 envíos para 290 yardas _ completó la serie con un pase de touchdown de seis yardas a Brown, quien también se llevó un fuerte castigo en la recepción para empatar el encuentro.

Los Bengals tenían 3:51 en el reloj para maniobrar una ofensiva del triunfo, pero solo tuvieron el ovoide durante poco más de un minuto, gracias a la segunda captura de los Steelers en el cuarto, de Bud Dupree que sentenció sus aspiraciones.

Fue Roethlisberger, sin embargo, quien comandó una marcha serena hasta la yarda 20 de Cincinnati. La buena noticia es que Boswell conectó para ganar un juego por segunda semana consecutiva. La mejor, que el equipo informó que Shazier no requiere cirugía y se reintegrará en la semana al equipo.

Bell lució con 76 yardas terrestres y 106 en cinco recepciones, mientras que Brown sumó 101 en ocho atrapadas. Los Bengals, que perdieron por conmoción al corredor Joe Mixon, se dieron un balazo en el pie con sus 13 castigos para 173 yardas y su inhabilidad para echar a andar la ofensiva en la segunda mitad.