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Dallas Cowboys

Los Cowboys muestran todos sus agujeros sin Zeke Elliott

El equipo de Dallas tuvo una horrorosa actuación en Acción de Gracias que refuerza la idea de que son una plantilla cogida con alfileres tras su estrella.

Actualizado a
Nov 23, 2017; Arlington, TX, USA; Los Angeles Chargers wide receiver Keenan Allen (13) avoids the tackle of Dallas Cowboys cornerback Anthony Brown (30) and scores a touchdown in the fourth quarter at AT&T Stadium. Mandatory Credit: Tim Heitman-USA TODAY Sports
Tim HeitmanUSA TODAY Sports

Los Dallas Cowboys se han hundido tras la desaparición, vía sanción, de su gran estrella, el corredor Zeke Elliott. La tendencia era cuesta abajo, las opciones de meterse en playoffs algo quimérico desde hace cosa de un mes y, ahora, las sensaciones son de equipo perdido, sin guía, y avocado a sufrir como perros en lo que queda de temporada.

Los problemas del grupo son mucho mayores que la presencia o ausencia de Elliott, por mucho que sea su mejor jugador, o al menos el más espectacular y determinante. Y, sin embargo, es justo señalar que sin Zeke los Cowboys han pasado a la parte baja de la NFL.

Los Angeles Chargers no jugaban en el Día de Acción de Gracias desde finales de los años 60. Eso indica dos cosas: que no han sido un buen equipo de manera consistente durante tantas décadas y que, aun cuando lo han sido, nunca han tenido el tirón popular como para jugar un partido de esta exposición mediática como es el de Dallas del último jueves de noviembre. Este año les han colocado aquí, estimo, para que no se sientan tan solos en su viaje a los Angeles, donde no son queridos ni apoyados. Y lo que han hecho es mostrarse al mundo de la NFL en gran gloria.

Porque el resultado de la paliza fue de 28 a 6 y la sensación en el campo bien pareciera de 286 a 0. Sólo los inmensos problemas en el puesto de kicker, con la lesión de Novak, les llevaron a tener que hacer malabarismos y a no concluir con puntos numerosos drives de más de 60 yardas que no encontraban oposición. Philip Rivers y Keenan Allen, en concreto, gozaron lo que les dio la gana a expensas de la defensa de los Cowboys.

Porque esa es otra, en Dallas no hay defensa para estar de continuo en el emparrillado. Y si se lesiona Sean Lee, como es el caso, apaga y vámonos. Una secundaria llena de rookies no ayuda, no.

Volvamos, no obstante, al ataque. En los tres partidos en los que Zeke Elliott no ha jugado, los Cowboys han perdido por un acumulado de 92-22 y sólo han anotado dos touchdowns. Son números Cleveland Brownescos.

Su imponente línea ofensiva también es culpable de este desastre. Sin Tyron Smith, fueron avasallados por los Atlanta Falcons y permitieron hasta seis sacks de Adrian Clayborn, entrando por el hueco dejado por el fabuloso left tackle. Ayer volvió... y el que se lesionó fue Zack Martin.

Sin posesión de balón, sin el corredor estrella haciendo big plays o, quizás más importante aún, posibilitando terceros downs cortos durante todo el partido, sin una OL tan rocosa como antaño, el quarterback Dak Prescott también ha mostrado que la vida en la NFL no es cosa sencilla cuando las cosas van mal. El jugador que nunca se equivocaba, que cuidaba el balón como nadie, de repente lanza un pick six tras otro. No es casualidad, claro: es ley de vida, y para todos los QBs la película es parecida en situaciones similares.

Los Dallas Cowboys van 5-6 en la campaña. No se van a meter en playoffs, eso ya es obvio. Pero no es lo mismo pelear y jugar con orgullo, aún cuando te falten las estrellas y tu capacidad de ganar sea menor, que hacer el ridículo. Y menos aún que hacer el ridículo en Acción de Gracias, una fecha tan importante para esta franquicia.