Liam Neeson: de los guantes de boxeo y el balón al escenario

El nombre de Liam Neeson se asocia rápidamente al cine. Excalibur, La lista de Schindler, Michael Collins o Kinsey son sólo algunos de sus trabajos más reconocidos. Cine, televisión y teatro, a sus 65 años nada se le escapa al norirlandés, pero antes de decirse por la interpretación Neeson se dedicó a otras muchas cosas. Entre ellas el deporte.

Nacido Ballymena en el seno de una familia humilde, su padre era conserje de un instituto y su madre cocinera, el joven Liam se inició pronto en el noble arte. En concreto con 11 años comenzó a entrenar, curiosamente la misma edad con la que hizo sus primeros pinitos en el mundo de la interpretación. Con un buen manejo de la distancia y el jab, Neeson fue creciendo dentro del pugilismo y comenzó a competir.

Tenía un gran futuro por delante. Fue tres veces campeón juvenil de Irlanda del Norte y dos veces subcampeón. El cartel de prospecto estaba situado sobre su cabeza, pero todo cambió cuando tenía 16 años. El mismo ha reconocido en varias ocasiones porque decidió abandonar el boxeo con una carrera tan prometedora, una conmoción cerebral le hizo dar el paso.

Había disputado 40 peleas, con 30 ganadas. Tenía 16 años y muchas ilusión, pero una pelea rompió sus planes. Tuvo un pleito durísimo, ambos púgiles acabaron muy magullados a pesar de ser sólo tres asaltos. Pese a esa dureza ganó, aunque “al salir del ring tenía una conmoción cerebral, lo supe porque mi entrenador me dijo que bajase la escalera y no sabía lo que era. Duró unos minutos, pero recuerdo haber pensado ‘tengo que salir de esto. Ya no estoy cómodo aquí’, y lo hice”, relataba en una entrevista en la ESPN.

Aparcando el boxeo no se centró de inmediato en la interpretación, ya que en su época universitaria también probó el fútbol. Jugó en el Bohemian Football Club de Dublin, donde llegó a estar en el banquillo ante el equipo más laureado de su país, el Shamrock Rovers. Pese a ello, la oportunidad de ser profesional nunca le llegó. En el deporte no tuvo suerte, entonces se volcó en la interpretación… donde la encontró.