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DESAFIO KILIMANJARO | FÚTBOL FEMENINO

La charla inspiradora de Hassen-Bey que motivó al Atleti femenino para La Liga

Hassen-Bey compartió más que la celebración por el título liguero del Atlético. Una charla en Majadahonda marcó a las jugadoras, con las que hizo un trato. Aquí, la historia.

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La charla inspiradora de Hassen-Bey que motivó al Atleti femenino para La Liga

El pasado 20 de mayo viví una experiencia inolvidable con las jugadoras del Atletico de Madrid femenino después de que ganaran la primera Liga Iberdrola para el club rojiblanco. 

Ya conocía a Lola Romero desde el año pasado. En un acto del Consejo Superior de Deportes se presentó, me saludó y nos quedamos hablando hasta que terminó el evento. Quedamos por aquel entonces en que estaríamos en contacto y que me llamara cuando quisiera y para lo que necesitara. 

El 16 de abril Lola me envió el siguiente whatssap: "Te necesito. Tengo al equipo un poco chof porque nos ha quitado el liderato el Barça. Necesitamos una inyección de las tuyas". Le contesté que me dijera fecha y que estaría donde hiciera falta. Solo le puse una condición. Que ella también asistiera. Lola me dijo que no solía asistir para no incomodar a sus jugadoras, pero insistí. Era importante fusionar a todo el equipo. Y el equipo lo compone todo el mundo. Desde el cargo más alto hasta la misma base.  

Cerramos una cita en Majadahonda antes de un entrenamiento. Cuando entré en la sala todas estaban esperando sentadas frente a la pantalla, así que lo primero que hice fue cambiarlas de posición. No me gustaba para esta ocasión el mensaje unidireccional. Quería interactuar con ellas. No había ido a que me escuchasen sino a conocerlas. Les pedí entonces que rompiésemos esa formación y que crearamos un círculo con jugadoras y cuerpo técnico. El foco no era yo, sino todo el equipo que iba a afrontar el reto de ganar la Liga.

Me presenté y les conté lo que hacía -algunas ya me conocían de la sesión que habíamos tenido con la Selección Española para el Mundial de Canadá- y compartí con ellas mi experiencia en los Juegos de Barcelona y cómo, frente a todo pronóstico y con sólo unos meses de preparación, conseguí la primera medalla de esgrima para mi país. Les hablé de que los sueños se cumplen si juntamos los factores necesarios para que el éxito se manifieste.

Y, por si había alguna duda, lo primero que les dije es que no estaba visitando a cualquier equipo, que mi tiempo era importante y que ya estaba hablando con las ganadoras de la Liga. Era importante asentar en ellas desde el principio que era un hecho y que ganar era posible si lo hacíamos bien.

Enseguida me di cuenta que estaba ante un gran equipo de mujeres luchadoras y que, en realidad, ya tenían todas las preguntas y las respuestas. Yo solo iba a ser el espejo en que reflejarse para verse a ellas mismas. Y ahí estaban en sus miradas acechando fuerte los miedos. Había que plantarle cara al miedo. Desde hace tiempo he aprendido a lidiar con el. Es un duelo en el que o te puede o le puedes. Y cuando lo dominas triunfas. Era el momento de alzar mi espada simbólicamente junto a estas bravas guerreras.

Entonces me ubiqué en el centro del circulo y les hice una confesión que no había hecho públicamente todavía. Les conté que recientemente había superado un cáncer de mama. Que las cosas ocurren en el momento menos oportuno y que me había pillado en pleno camino hacia mi sueño del Kilimanjaro, pero que había decidido que no me iba a dejar vencer. Porque cuando lo deseas de verdad nada puede apartarte de tus sueños. Aparté todo pensamiento negativo de mi cabeza y me dije que este nuevo combate contra mis propias células lo íbamos a ganar. Y si yo había logrado vencer a la muerte, ellas podían ganar esta Liga. “Hagamos un trato. Vosotras ganáis la liga y yo subo a El Teide”, les dije.

Recuerdo que Lola fue la primera en reaccionar. Se levantó cuando di la noticia y se apartó a un rincón con lágrimas en los ojos. Las chicas vieron su emoción. Entonces hicimos una ronda y preguntamos a todos (jugadoras, técnicos, fisios), qué significaba para ellos estar en este club y que me dijesen qué problema había y cómo podían solucionarlo. Las primeras respuestas fueron muy escuetas y políticamente correctas porque les pilló desprevenidas. Medían mucho lo que decían. Les dije entonces que no debían ser correctas. Debían dejar fluir la verdad y las emociones. Yo me había abierto a ellas y esperaba lo mismo de su parte. 

Y entonces la magia comenzó a fluir. Las chicas se abrieron. Contaron cómo se sentían, hablaron de sus familias, incluso de sus problemas de salud, sus miedos… Ya sabíamos qué pasaba y cómo lo podíamos remediar.

Al terminar nos abrazamos. Estábamos ya mas unidas y que íbamos a ser uno ayudándonos todos durante esos días disfrutando cada instante con convicción. La vida es un regalo y nos había brindado una oportunidad que todos queríamos vivir juntos.

Al finalizar la sesión me preocupó haberles comido el tiempo de su entrenamiento antes del partido del día siguiente, pero el entrenador Villa me dio un abrazo y me dijo: “Este ha sido, sin duda, el mejor entrenamiento de la temporada”. Respiré entonces aliviada. Y luego Lola me envió un mensaje que me emocionó: “Que grande el día de hoy. Va a ser difícil de olvidar, te lo aseguro”. 

Al día siguiente y después del partido Lola volvió a escribirme: “Crack ya sabes el resultado, ¿verdad? El equipo ha vuelto a ser el que era en el campo. Que importante era hoy para saber que nada nos puede parar. ¡Qué grande y mágica eres!”. Las chicas habían ganado con autoridad al Santa Teresa CD Badajoz.

Casualmente yo estaba en Badajoz recogiendo un premio que nos daban por la Cima de Monfragüe y escuché a mi amiga comentar con una persona que las chicas del Badajoz estaban desoladas por el resultado y que les habían contado que una deportista paralímpica les había dado una charla. Nos miramos y dijo: “¿No habrás sido tu?” . “Me temo que si”, contesté. Y las dos nos echamos a reír. 

Los siguientes partidos las chicas siguieron como invictas y yo iba mandándoles mensajes de ánimo por whatsap. Entonces llegó la cita mas temida: Atlético de Madrid-FCBarcelona. Le mandé un mensaje a Sonia Bermudez antes del partido. “Ánimo chicas, hoy habrá magia. Disfrutad cada toque de balón”. El balón golpeó en ella y entro en la portería. El Atleti no ganó, pero se mantuvo líder y manejó muy bien toda la situación. Le escribí a Lola: “¿Sabes porque no habéis finalizado hoy verdad? Porque yo quiero estar a vuestro lado para celebrarlo y la vida nos lo dará”. 

El 20 de mayo sucedió lo que estaba escrito en las estrellas. Lo escribimos juntos y todavía me emociona el recordarlo. Quiero agradecerles a las chicas el haberme invitado a formar parte de este sueño. Especialmente a Lola Romero por haber confiado en que yo podía aportar mi granito de arena para ayudarlas.

Me invitaron a la celebración privada con las familias y los más allegados en el Hotel Rafael de Alcobendas al terminar el partido. No hicimos la foto y nos fundimos juntas en abrazos. Una de las chicas me recordó el trato: “Ya lo hemos hecho. Ahora te toca a ti”. Y cuando ya me despedía Lola cogió el micrófono y me dedicó unas palabras de agradecimiento: “Queremos que en la cima de El Teide lleves nuestra camiseta y vamos a ayudarte con una parte por ganar la Liga". Y me regaló un ramo de flores que tengo delante mientras escribo estas líneas.

Hay pocas mujeres como Lola Romero por su calidad humana y profesional. Por cómo cuida a las chicas y no sólo por lo que hacen sino por cómo lo hacen. En el deporte y en la vida no es sólo importante llegar sino cómo recorres el camino. Todas las mujeres debemos estar unidas y compartir vivencias para apoyarnos y darnos fuerzas. Es tan bonito alcanzar la cima como ayudar a las chicas alcanzar las suyas. Esta ha sido una de las experiencias más inolvidables y bonitas para mí.  Recordadlo siempre. Todas podemos alcanzar nuestras cimas.