¿Qué fue de Patricia Moreno, aún única medalla olímpica?
Su bronce en los Juegos de Atenas en 2004 llegó de manera inesperada, el único metal de la gimnasia artística femenina española en la historia
En los Juegos Olímpicos de Atenas la gimnasia artística femenina española vivía uno de sus mejores momentos de siempre. En Sydney las chicas de Jesús Carballo habían terminado quintas por equipos, y se mantenían en un excelente nivel y con una líder como Elena Gómez que en 2002 se había proclamado campeona del Mundo en suelo en Debrecen. España contaba como equipo, y tenía un nombre para subir al podio. Sin embargo, las cábalas y los nombres cambiaron por cosas de la competición: Elena no entró en la final de suelo porque su última diagonal no fue buena, aunque acabó octava en la general individual; España, pese a un mal ejercicio en la barra de equilibrios, repitió el quinto puesto de cuatro años antes; y Patricia Moreno subió al podio para colgarse la medalla de bronce, un hito inigualado aún en la gimnasia artística española.
El caso es que Patricia (Madrid, 1988) llegó a la gimnasia artística por su hermana Ainhoa, unos años mayor, porque ella empezó en la rítmica, en el colegio Caldeiro, en Ventas (Madrid), pero se aburría con las mazas y acabó en la magnesia. Entró pronto en el CAR del Moscardó, al lado de su casa, con Marta Carballo (luego se pasaría a la rítmica) de entrenadora, aunque también estuvo a las órdenes de Sonia Fraguas y de Eva Rueda, dos exgimnastas de primera categoría.
Cuando el CAR se trasladó a las instalaciones actuales, del Consejo Superior de Deportes, Patricia ya entró en el equipo que desde 2002 iba a preparar los Juegos Olímpicos de Atenas. Una gimnasta segura en tres de los cuatro aparatos, con su hándicap en salto, que podía colaborar con las notas a estar en los puestos de vanguardia. Jesús Carballo seleccionó a Elena Gómez y a Patricia Moreno, Sara Moro, Mónica Mesalles, Tania Gener y Laura Campos. Un equipo histórico que duraría poco tiempo.
En Atenas, Patricia ya tenía patentado una triple pirueta y media en el ejercicio de suelo, incluida durante un tiempo en el código de puntuación. Y aunque ella no partía entre el pelotón de favoritas, sorprendió con la quinta plaza, que le daba derecho a estar en la final. Y aunque en la competición de las ocho mejores tuvo un mal sorteo casi abriendo la competición, en su mejor actuación de siempre ("Carballo me felicitó al acabar, pero me indicó que teníamos que mejorar algunas cosas", recuerda con los años). Ella, que quería acabar para volver a casa y terminar el mes de agostó en Collado Villalba, donde vive con su padres, y en la piscina, se vio en el podio, con la tercera mejor nota, tras las rumanas Catalina Ponor y Daniela Sofronia.
Aquel metal, que le convirtió en uno de los diez deportistas españoles más jóvenes en conseguir un metal olímpico, abrió un camino brillante para la madrileña, que ya había sido campeona de España en categoría alevín y juvenil, y que en 2007 lo sería absoluta, con tres medallas de oro, todas salvo la de salto. Pero ahí, prácticamente, firmó su despedida, porque una lesión de rodilla, con operación incluida, lastró todas sus posibilidades de estar en Pekín 2008: "Tuve que retirarme en febrero del año olímpico. No podía más y no podía engañar a nadie. Si me entrenaba dos días seguidos con intensidad, luego no podía ni caminar. No estaba recuperada para el alto nivel, y fui honesta. Por eso lo dejé".
De repente se dio cuenta de que su vida estaba vacía, que tenía que recuperar los años dedicados a la gimnasia, retomar los estudios, ponerse al día. De ella llegaron algunas críticas que llamaron la atención porque nunca se había significado, pero no le faltaba razón: su nombre había desaparecido, y el deporte acaba por engullir a otra gran deportista, que fuera de foco mediático debía partir de cero.
Hoy, casi nueve años después de su retirada, sólo le falta una asignatura para acabar sus estudios superiores de INEF. Soltera, sigue vinculada a la gimnasia como entrenadora en el Ayuntamiento de Majadahonda, tras haber sido competidora por el Club Pozuelo en sus años en el equipo nacional. Y, además, trabaja en un club privado deportivo, Go Fit Vallehermoso, en Madrid. como monitora en el que entró gracias a su historial y a sus estudios. Quizá su medalla olímpica tuvo importancia a la hora de seleccionarla, pero durante estos años se ha ganado su continuidad,