Mirambell: "Un deportista debe saber simplificar las cosas"
El piloto de skeleton completó su mejor temporada con la 14ª posición y espera en el futuro “pelear por un top-10 que es difícil pero no lejano”.
Su objetivo era entrar en el top-20 pero finalmente ha acabado el 14. ¿Qué adjetivo le pone a su temporada?
Ha sido una temporada de ensueño. No me lo esperaba, y sobre todo después de la operación del ligamento cruzado de la rodilla que me obligó a estar parado mucho tiempo. Estoy realmente sorprendido por acabar entre los 14 primeros.
¿A qué lo achaca?
Me he adaptado cada vez mejor al trineo que compré hace dos temporadas, el pilotaje fue muy bueno, pero el gran cambio ha sido a nivel mental.
¿Ve utópico el top-10?
No lo veo lejos, aunque sí difícil. En la bajada del Mundial fui undécimo y en el Europeo noveno. Pero tenemos que dar un salto de calidad: ganar una décima en la salida y aguantar el pilotaje, y estaremos luchando por ello.
Usted lleva años sin entrenador, aprendiendo y asesorándose de quién quiera ayudarle. ¿No son necesarios los técnicos en su deporte?
El entrenador sirve para mucho, pero tiene que ser una figura que se asemeje más al guía que al instructor militar. Te tiene que aconsejar, saber observar lo que sucede para guiarte. El entrenador es el que te sugiere cosas, te debate y te las hace ver de otra manera. Pero en la Copa América tuve a mi hermano de entrenador, que ha hecho un máster acelerado. Yo llevo la iniciativa, me guío por mis sensaciones….
¿Y qué lección se aprende cuando usted se cuela entre los 15 primeros y otros deportistas con más recursos están más atrás?
Son unos privilegiados. Un director deportivo de uno de los mejores países de skeleton me dijo un día que había que simplificar las cosas. Hay que saber utilizar los recursos; no por tener muchos significa que vayas a ser mejor. Hay que priorizar lo imprescindible. Uno de los secretos de mi pilotaje es que cada circuito yo me centro en tres puntos, y voy a por ello. Lo otro fluye.
Siempre le ocurren peripecias en sus viajes. ¿Cuáles son las nuevas?
Al margen de que me pusieron el himno de Riego en la Copa América, que dio la vuelta al mundo, dicen que he tenido mucha suerte. Me ha tocado salir delante muchas veces, y eso es bueno. Me impactó una ciudad como Pyongyang, donde tuve que dormir con 34 años en el suelo una noche. La espalda se me puso recta. En cada carrera de Europa me vino a ver alguien, incluso un fan de skeleton que me seguía por redes sociales. Vivía en Munich, me trajo un libro para que le firmara, cogió dos trenes y un bus para visitarme.
¿Y el año próximo?
La pretemporada tiene que ser la mejor que he hecho nunca para mejorar la salida. Luego hay que mejorar la clasificación y pelear por el top-10. Y clasificarme para los Juegos, claro.