Lucas Eguibar: “Me siento parte de una nueva era del deporte”
Con molestias en la espalda, Lucas Eguibar (San Sebastián, 1994) hará hoy su primer entrenamiento en snowboardcross. Ganador de la Copa del Mundo en 2015, es una de las esperanzas de España.
Estamos en los Mundiales de Sierra Nevada, una fecha que tiene apuntada a fuego en el calendario. ¿Nervioso?
Tengo muchas ganas, pero no nervios, porque lo único que pueden hacer es jugarte una mala pasada. Además, arrastro una protrusión en la espalda y estoy pendiente de cuidármela, con mucho fisio, trabajo de piscina... Así que estoy distraído y a ver si no explota el problema.
Hace snowboardcross, disciplina frenética y de contacto.
Sí. Es una de las más espectaculares. Corremos seis a la vez, compitiendo entre nosotros con saltos, velocidad, choques, caídas... He hecho un par de bajadas, saltos no, que hoy tenemos los entrenamientos. El circuito está chulo, tiene buena pinta. Hay una parte muy rápida y una técnica. Premiará a los mejores y será una cita atractiva para el espectador.
¿Hay que estar loco para ir a esas velocidades y dar esos saltos salvajes?
Es como si le preguntas a Marc Márquez si está loco por ir a 300 km/h sobre una moto, y te contesta que es lo suyo. Yo llevo toda la vida en la nieve y tengo un nivel de manejo con la tabla para hacer cualquier cosa. Miedo no puedes tener, porque si entras asustado a un salto, te vas a matar. Respeto, sí.
Hay un punto de lotería, porque puede ser el mejor y caer.
La suerte influye, pero, al final, cuanto más hayas entrenado y conozcas la pista y a tus rivales, mejor. La experiencia es clave, te hace apretar cada tornillo. También es cierto que luego se te pueden caer todos y ganas. En esta temporada me he ido varias veces al suelo, así que ya me toca hacerlo bien.
Ese factor incontrolable, ¿no le desespera?
Todo lo contrario, es lo que engancha, lo que rompe la monotonía de todo esto. No sabes si vas a estar arriba o abajo, y sigues, sigues...
¿Cómo termina un chaval de San Sebastián, sitio de mar y surf, en el snowboardcross?
Iba con mis padres a Candanchú y con dos años empecé. A las cinco ya competía en esquí. Me aburrí, me pasé al snow a los 15 y fliparon cuando en mi tercer día de la temporada subí a un podio nacional. Probé y aquí estoy.
Pero también hace surf.
Me encanta, porque sigo estando encima de una tabla y eso es mi pasión. Me gusta ir a Zarautz, Francia... Está al lado de casa. Y me ayuda. En el agua hay que girar muy suave, ya que si no te caes. Y aquí en Sierra Nevada también habrá que ir así: como des las curvas fuerte, perderás velocidad.
Su gran año fue 2015, cuando ganó la Copa del Mundo. ¿Sus rivales le respetan más?
Me tienen en cuenta, sí. Saben que si tengo el día bueno soy peligroso. Tanto mis compañeros, Regino Hernández y Laro Herrero, como yo queremos hacer una gran carrera y decirle a la gente que en el snowboardcross en España lo estamos haciendo muy bien. Uno de los objetivos de estos Mundiales es enganchar al público. Si hay medallas, sería perfecto.
Un momento clave de su vida fue el grave accidente de su hermano antes de Sochi.
Que un familiar tuyo casi se muera es un palo. Lo pasé muy mal, pensé en no ir a los Juegos. Pero él me estuvo motivando a mí, yo a él y fuimos escalando: él en su recuperación diaria y yo, en la competición.
En snowboardcross son una pequeña familia de tres riders: Laro, Regino, usted...
Nos conocemos de hace muchísimo tiempo, desde 2009. Fuimos a juntos a los Juegos de Sochi y si es cierto que si alguna vez nos toca una carrera juntos nos hablamos, para al menos no darnos, aunque seamos rivales y cada uno quiera ganar.
¿Siente la presión de ser, con Queralt, la figura española en estos Mundiales?
Es normal que esperen algo grande de ti. Tengo 23 años y quiero tener carreras regulares. Saldré a darlo todo y seré el primer que va a intentar ganar. A esta estación le tengo un cariño muy especial, por ambiente...
Se dice que estos Mundiales son los de unas disciplinas deportivas menos clásicas. Más de ‘millennials’, surfers, skaters... ¿se ve en ese movimiento?
Claro. Me siento de esta nueva era, somos los snowboarders, los riders. De hecho, este deporte existía antes y ha cambiado en sí mismo. Hace unos años las carreras eran más de curvas y ponían algún salto y poca velocidad. Ahora son mucho más rápidas y de saltos más espectaculares. Tengo la suerte de estar viviendo una buena época del snowboardcross.
Es muy de su tierra, amigo de Arguiñano y de la Real.
Ja, ja. Cuando puedo voy a Anoeta. Soy muy amigo de Álvaro Odriozola, que este año ha debutado con el primer equipo. Tenemos una cena pendiente.