¡Èpico Javier Fernández! rey de Europa por quinta vez seguida
El madrileño es campeón continental. No se lograban cinco oros encadenados desde 1973. "Hubo un poco de todo, pero me quedo con que gané", dice Javi, que tuvo una caída.
Cuando Javier Fernández hizo su último intento de triunfar en la élite al irse a Canadá para ponerse a las órdenes de Brian Orser dijo a sus padres: “Esta vez no os defraudaré, me voy para ser el mejor”. El madrileño definía esa frase dicha en 2011 como “de película”, pero se ha hecho realidad. Con Antonio y Enriqueta en primera línea de la grada emocionados, Superjavi se proclamó campeón de Europa de patinaje artístico por quinta vez consecutiva en Ostrava (República Checa), con un mundo de ventaja sobre todos sus rivales, esta vez los rusos Kovtun y Kolyada. Aunque tuvo algunos fallos importantes, es un galáctico ante mortales del Viejo Continente. Su liga es mundial.
Al quinto oro seguido (un encadenado que no se hacía desde Nepela entre 1969 y 1973), Javi llegó con una sonrisa, fiel a su divertido carácter que le ha hecho ganarse al público español y europeo. Porque los fans del 'extraterrestre' de Cuatro Vientos se multiplican cita a cita. Y sacó el programa largo, un medley de temas de Elvis Presley, más accidentado de lo normal tratándose del madrileño. Sonó Trouble y Javi clavó el cuádruple toe. Los aficionados gritaban de emoción. Pero el segundo cuádruple, un salchow, le salió sobregirado. Allí perdió algo de ritmo y en el tercer salto de cuatro giros cayó el suelo.
Lo arregló con gracia y algunos saltos de talento, mientras sonaba Fever. Y con The Jail House Rock (el Rock de la cárcel) exhibió un nivel de patinaje descomunal que hizo que su marcador subiera, olvidando los percances. El resultado fue 190.59 en el largo, lejos de su gran 216.41, pero suficiente para alzarse rey de Europa, ayudado de su mágico récord continental en el programa corto que le dio un total de 294.84. Más de 28 puntos de diferencia sobre el ruso Kovtun (266.80), que se colgó la plata. Bronce fue para otro ruso, el prometedor Kolyada (250.18).
Tras conocer que era campeón de Europa, Fernández hacía autocrítica ante la entrevista de Tomas Verner, último gran patinador checo: “Esta vez no fui Superjavi, me duele el cuerpo y necesito un masajista”. Con su honestidad volvió a levantar al público del Ostravar Arena. Y, por supuesto, a los orgullosos Antonio y Enriqueta, que veían como su hijo Javi, el que emigró a Rusia, EE UU y Canadá, cumplió una vez más la promesa de convertirse "en el mejor".