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Thomas Coville pulverizó un récord vigente ocho años

En su quinto intento ha sido el primer navegante en solitario en bajar de 50 días (49 días, 3 horas, 7 minutos y 38 segundos).

Thomas Coville celebra con una bengala a bordo del "Sodebo Ultim'" su llegada al puerto de Brest tras batir el récord en dar la vuelta al mundo en solitario.
DAMIEN MEYERAFP

A sus 48 años, el navegante francés Thomas Coville ha hecho realidad su gran sueño: batir el récord de la vuelta al mundo en solitario. Durante casi una década y tras dos tentativas fallidas, lo logró el domingo a bordo del impresionante maxi trimárán 'Sodebo Ultim', al cruzar la línea de llegada en la isla de Ouessant a las 17:57 (hora española) tras cubrir un recorrido de 28.400 millas náuticas (52.597 km) en 49 días, 3 horas, 7 minutos y 38 segundos.

Este asombroso registro pulverizaba en 8 días, 10 horas, 26 minutos y 28 segundos el récord que Francis Joyon, con el maxi trimarán 'Idec' estableció el 19 de enero de 2008 con 57 días, 13 horas, 34 minutos y 6 segundos.

Para explicar su tenacidad, Thomas Coville se remitió a su educación: "Está en mi corazón la educación que he recibido de mi padre: nunca rendirse y tener siempre sueños ambiciosos. El forjó el niño que fui, el hombre que soy, lo que quiero ser y dejar a mis hijos".

Partió el pasado 6 de noviembre en el que ha sido su tercer intento del récord mundial en solitario (vuelta al mundo de este a oeste) tras no haberlo logrado ni en 2009 y ni 2011.

La dureza de su singladura se reflejó en el hecho de que tras cruzar la línea de meta permaneció toda la noche en el mar con su equipo a bordo, en una manera de descompresión vital después de siete semanas agotadoras solo en el mar.

Coville ha dado un tremendo golpe a la vuelta al mundo en solitario al lograr un registro por debajo de los 50 días. Se han dado muchas vueltas al mundo en solitario, pero con parada, con tripulación o en monocascos. En solitario y en un multicasco fue Alain Colas (Manureva) quien abrió el camino en 1973, pero con una escala. Sin detenerse, fue Francis Joyon que abrió de nuevo el intento de récord en 2005.

"El sueño de diez años de trabajo es ahora realidad", señaló Coville a la llegada. Añadió que: "Es una sensación divertida en la que, de repente, todo se detiene.Estás muy conectado durante 49 días con el barco, con la naturaleza, y, de repente, el sueño de diez años de trabajo es una realidad. Es un momento muy importante en mi vida como deportista".

Fueron necesarios cinco intentos para lograr este récord. (59d.20 h. 47m. 43s. en 2009 y 61d. 00 h. 05m. 05s. en 2011) y dos abandonos (en 2007/2008 y en 2014). "Lo intenté, no lo logré, pero me levanté y me reconstruí a mi mismo. Se recordarán estos 49 días y es un gran momento, pero es la perseverancia para lograrlo lo que valoro por encima de todo", concluyó Coville.

Una máquina impresionante

El 'trimarán 'Sodebo Ultim' es el legendario 'Géronimo' optimizado. Botado en mayo de 2014 tras una optimización de tres meses, más ligero que el anterior barco y preparado para la navegación en solitario.

Mide 100 pies (31 metros), con una anchura (mang) de 21,20 metros. Su superficie vélica es de 442 metros cuadrados, que se amplía a 662 navegando a favor del viento. Fue diseñado por el equipo VPLP y el equipo de Sodebo.

A principios de 2013, el 'Géronimo', el barco con el que Olivier de Kersauson ganó el Trofeo Julio Verne en 2004, entró en una fase de modificación en el astillero Multiplast de Vannes (Bretaña).

Después de varios meses de intenso trabajo, el nuevo 'Sodebo Ultim' se puso de nuevo en el agua el 19 de mayo de 2014.

En los astilleros de Multiplast, el 'Géronimo' se convirtió en un trimarán optimizado capaz de ser navegado sin ayuda. En primer lugar, el peso de la embarcación se redujo, a continuación se construyó un nuevo casco central de 102 pies y equipado con un mástil de 115 pies (35 metros de alto).

Los dos flotadores laterales se remodelaron con una nueva sección de proa a fin de optimizar las características hidrodinámicas. Finalmente, todo el sistema de dirección se reconfiguró para acomodar a tres nuevos timones.

La originalidad de este proyecto es la forma en que el trabajo se repartió entre los diferentes actores. De hecho, Multiplast se encargó del casco principal y los flotadores mientras el equipo de Sodebo y Thomas Coville trabajó en las vigas, apéndices, todo el hardware de la cubierta y los aparejos.

Para Dominique Dubois, director general de Multiplast, los activos humanos y el desafío técnico del proyecto fueron los puntos clave en la operación. "Era la segunda vez, que el astillero de Multiplast emprendía este tipo de montaje para dar una segunda vida a un viejo trimarán de carreras. Fue una operación compleja, donde cada decisión, ya fuese para mantener o reemplazar una pieza existente, fue objeto de discusiones y decisiones financieras y técnicas", señala.

Remarca que: "A diferencia de un contrato de construcción para un nuevo barco, una reforma de tal magnitud requiere la integración de verdadero equipo. La comunicación transparente y la confianza mutua fue, sin lugar a dudas, una hermosa aventura vivimos juntos."