Los Steelers ganan una batalla de guante blanco a los Bengals
La lluvia marcó un partido que se jugó como solían estos duros rivales de la AFC Norte, pero que estuvo exento de la suciedad más reciente.
Hubo un tiempo en que los duelos de la AFC Norte eran duros, jugados en las trincheras, ganados casi que por empujo, por luchas posicionales y una par de yardas aquí o allá, arrancadas al rival con mucho sudor. Eso cambió un poco cuando la liga mutó a una competición donde prima el pase, y duelos como el Steelers-Bengals, además, se mancharon con jugadas sucias y malas artes.
Puede que fuese la lluvia, implacable en Pittsburgh y cayendo a borbotones, o puede que fuese que la tensión llegó tan arriba el año pasado que sólo quedaba bajar el pistón, pero lo cierto es que lo que hemos disfrutado en la victoria de los Steelers ante los Cincinnati Bengals por 24 a 16 estuvo lleno de buen y viejo football. Sin una tacha.
Fue una batalla de trincheras. No os quepa duda de ello. Con unas condiciones meteorológicas duras, y un cesped convertido en un elemento más del juego, lo que sucedió entre los hombres grandes marcó el desarrollo del encuentro.
Ahí quien más brilló fue el front seven de los Steelers. Esta unidad está en franco crecimiento. Viene anunciando su llegada ya desde la temporada pasada. Y ahora hasta puede en una guerra de tú a tú con la muy buena línea ofensiva de los Bengals.
En especial Ryan Shazier completó otro partido fantástico. En Pittsburgh tienen que estar salivando ante la posibilidad de haber encontrado al líder de su defensa ocupando el clásico puesto de linebacker que tantas alegrías les ha dado en su historia. Shazier, tan presto a sellar la carrera como hábil cayendo en cobertura, fue una figura onmipresente durante gran parte del encuentro. Los Bengals, que a duras penas se movían, se tropezaban siempre con él.
De hecho, se produjo la paradoja de que, en la primera parte, hicieron más yardas tantos terrestres como aéreas que los Steelers, amén de no perder el balón por dos veces sus enemigos... y el resulado era de 10 a 6 en su contra.
Y es que, en el otro lado, la batalla era igual de encarnizada pero Ben Roethlisberger era capaz de mostrar gotas de su magia aquí y allá. En terceros downs infernales o en jugadas con dos hombres enganchados a su camiseta él puede completar imposibles. Andy Dalton no.
En este aspecto es justo decir que el español Alejandro Villanueva, left tackle de los Steelers, no ha comenzado el año en la manera estelar en que concluyó el pasado. Quizás la pérdida de peso le está afectando porque ha concedido más de una jugada en la que se ve superado por pura potencia.
No estuvo sólo en esos malos momentos, pues mover las cadenas era duro para su equipo en cualquiera de las situaciones.
Pero, como digo, la genialidad de su QB les dio un aire del que carecían los Bengals. Y no sólo en el marcador. La batalla posicional fue clave toda la tarde. Y ahí los de Pittsburgh fueron muy superiores. Los Bengals se vieron en su propia yarda 10, o peor, en casi todos los drives. Así, y con la guerra de trincheras que había delante, se vuelve imposible el avanzar de forma constante.
Lo uno con lo otro, pues este riesgo de Roethlisberger le llevó a cometer dos intercepciones claras, que, por desgracia para los Bengals, se le cayeron de las manos a los defensores de Cincinnati.
No fueron los únicos púpilos de Marvin Lewis que se dedicaron a la desesperante labor de dejar caer el balón. Los receptores acumularon hasta ocho drops, que, en algunos casos, fueron absolutos asesinos de drives, de momentums y de opciones.
Esas opciones les hubieran venido estupendamente para no tener que jugarse el todo por el todo en los instantes finales tras ir 24-9 abajo en el marcador. En uno de los casos Giovanni Bernard consiguió un touch down, pero en el otro se vieron con el balón perdido tras un dudoso fumble de Boyd.
La conclusión es que vimos un partido precioso, de la vieja escuela, sin malos modoso por ninguno de los bandos, y ganado por el que se mereció cada yarda de la batalla de trincheras. Esto hace que los Steelers, uno de los grandes favoritos a estar en la Super Bowl, ya estén 2-0 en la temporada.