La ausencia de Bridgewater no es motivo de pánico
Teddy Bridgewater, quarterback de los Minnesota Vikings, se perderá toda la temporada por lesión pero el equipo seguirá siendo competitivo.
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Teddy Bridgewater está fuera toda la temporada y un poco más. Su lesión en la que se dislocó la rodilla y se desgarró totalmente el ligamento cruzado anterior fue tan grave que, de acuerdo a los reportes, la buena noticia es que no se dañó las arterias. Si se escucha grotesco es porque probablemente lo sea.
Y eso es una pésima noticia para Teddy Bridgewater. Nada más. En Minnesota no hay ningún motivo para apretar el botón del pánico, no debe haberlo cuando se ausenta el arquitecto de la penúltima ofensiva aérea de la NFL.
Aún no se ahogaban los gritos de dolor de Bridgewater cuando comenzaron las especulaciones sobre si adquirir a Colin Kaepernick, firmar a Zach Mettenberger o buscar una nueva opción como suplente o reemplazo del titular emergente Shaun Hill. La verdad es que no hay ninguna necesidad.
Bridgewater es un quarterback joven y con potencial, pero jamás será confundido con Peyton Manning, eso es un hecho. El año pasado fue 22 en yardas por aire (3,231), 26 en touchdowns (14) y 22 en rating (88.7). Hill no está viendo de cerca una obra precisamente irremplazable.
Minnesota no tiene por qué perder la esperanza de repetir en la cima del Norte de la NFC. Los Vikings siguen siendo el equipo de Adrian Peterson y su joven cuerpo de receptores, Stefon Diggs y Jarius Wright, será ayuda suficiente para Hill o quien quiera que decidan sumar para colocar detrás del centro.
Minnesota no tiene mucho que temer. No cuando se cuenta con la quinta mejor defensiva en puntos admitidos, una unidad joven y con potencial para seguir creciendo.
Pero la razón principal para no perder el optimismo en Minnesota es el coach Mike Zimmer, uno de los mejores disciplinarios y motivadores de la NFL, y que en un lugar en el que muchos ven el fracaso, Zimmer podría estar trazando su obra maestra.
“Mi esposa murió hace siete años, ¿cierto? Fue un día difícil, pero el sol salió al otro día y el mundo siguió girando”, fueron las declaraciones de Zimmer al enterarse que se había quedado sin quarterback titular por un tiempo considerable.
Eso, ahí mismo, es todo lo que se necesita saber. Mike Zimmer no va a permitir que los Vikingos se derrumben. No todo está perdido, no en una Conferencia Nacional con muchas puertas abiertas, no cuando el equipo acaba de perder un peón y no un caballo. El juego es ajedrez, no damas.
Minnesota sangra, pero está de pie. Los Vikingos viven para pelear otro día.