Steve Keim: "No tuve pelotas a draftear a Russell Wilson"
El general manager de los Arizona Cardinals dice en alto lo que pensaron la mayoría de jefes de franquicia en el draft del año 2012.
En el draft del año 2012, en lo que a la posición de quarterback se refiere, había dos certezas: Andrew Luck y Robert Griffin III eran dos talentos de los que salen una vez cada tanto que no tenían más remedio que ser uno y dos en las elecciones de Indianapolis Colts y Washington Redskins respectivamente. Más allá de eso, se habría un mundo de dudas.
Entre ellas estaba la de un bajo, para los estándares de la NFL, Russell Wilson. El jugador intrigaba a todas las franquicias. Había liderado a North Carolina State, primero, y a Wisconsin, después, a muy buenas temporadas, y en ambas universidades era considerado un genio de este deporte.
Pero es que era bajo.
Fue elegido en el puesto 75, en la tercera ronda, por los Seattle Seahawks. Como han reconocido después, John Schneider, general manager de los Seahawks, harto del asunto de la estatura, le preguntó a Pete Carroll, entrentador del equipo: "Pero, a ver, además de lo que mide ¿qué otra cosa le podemos echar en cara?". La respuesta fue: "Nada". Así que le eligieron. Y el resto es historia.
Pero un viejo alumno de North Carolina State aún se acuerda de aquel momento. Se trata de Steve Keim, hoy general manager de los Arizona Cardinals, que ha de sufrir a Wilson al menos dos veces por año.
En el 2012 él era asistente del general manager en Arizona, Rod Graves. Keim conocía de sobra al jugador, por supuesto. Pero estaba obsesionado con las dudas que le generaba su altura. La franquicia necesitaba un QB y mandó su segunda ronda a Philadelphia por Kevin Kolb, que entonces prometía como lo hacen los suplentes con buena pinta en sus escasas oportunidades, y dieron el paso de pagar toda una segunda por él. Keim aún se arrepiente.
"Hay una cosa en el proceso de evaluación que se llama 'comps' y que sirve para decirte con quién comparar a los jugadores. ¿Y con quién comparar a Russell? Con nadie, nadie de su altura y estilo había triunfado. Frank Tankerton, quizás, o Doug Flutie. Pero tampoco se parecía a ellos", cuenta Keim en una reflexión concedida a Peter King, de Sports Illustrated, que concluye con una frase categórica: "entonces tomé una decisión cobardica. No tuve pelotas a draftear a Russell Wilson".
El cuento no acabó mal para Arizona, ni para Keim. Su jefe, Graves, fue despedido, él fue ascendido, fichó a Carson Palmer y Bruce Arians y, desde entonces, pelean en playoff. Pero, que duda cabe, todo hubiese sido diferente con Russell Wilson en la plantilla. A veces las dudas son las peores enemigas de un general manager.