Craviotto, bronce de foto finish, da la 12ª medalla a España
Quedó tercero en el K-1 200, suma así su segundo éxito en Río (ya fue oro en el K-2 con Cristian Toro) y logra para España la decimosexta medalla en la historia del piragúismo.
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Saúl Craviotto, competidor feroz, exprimió las últimas gotas de energía de sus músculos, los cargó de ácido láctico hasta reventar, y en un sprint llevado al límite en 200 metros consiguió el bronce en la última palada, el último suspiro en el K1 200. Se tumbó en el suelo “reventado” y pensó en el año loco, lleno de tensión porque no había logrado la clasificación en el Mundial 2015 y tuvo que pasar los filtros nacionales y el Preolímpico. “Otro ciclo así y acabo chiflado”, acertó a decir.
Ganó el británico Liam Heath, con 35.197. Le siguió el francés Maxime Beaumont (35.362) y por detrás Saúl (35.662), marcando el mismo tiempo que el alemán Ronald Rauhe, con el que compartió medalla tras una remontada brutal. A la llegada le siguieron unos segundos angustiosos, de foto finish y tiritera.
El piragüista leridano, de 31 años, abrochó así una cuarta medalla para un palmarés espectacular construido en tres Juegos: oro en Pekín 2008 en K2 con Carlos ‘Perucho’ Pérez Ríal, plata en K1 200 en Londres 2012, el oro olímpico a los pies del Corcovado con Carlos Toro en K2 200 y el bronce de hoy. La cuarta medalla del piragüismo en Río (tres oros y el bronce), con todas las embarcaciones en finales. Un éxito.
Craviotto, policía nacional en Gijón, tiene un gen campeón. Cuando no patrulla, revienta algún bar donde se trapichea con droga o ayuda a calmar a un chico que se quería suicidar, palea siempre pensando en los Juegos. Han marcado su vida y lleva los aros olímpicos tatuados en cada uno de sus bíceps. Porque en las citas olímpicas es donde saca lo mejor… aunque le cueste llegar a ellas.
En Pekín 2008 entraron por una repesca, igual que en Londres 2012 y para Río falló en el Mundial clasificatorio de Milán pero se puso las pilas para el Preolímpico con la doble apuesta de compartir kayak con Toro y el K1. “Eso me aporta tensión, me hace estar alerta”, reconoce. Alerta hasta la última milésima. Alerta en la vida. Alerta hasta el bronce.