Alejandro Villanueva recuperó su mejor nivel ante los Eagles

Efectivamente, lo de la semana pasada fue un accidente sin importancia. Alejandro Villanueva volvió a ser él mismo contra los Philadelphia Eagles, y despejó cualquier duda que pudiera haber despertado en los dos primeros drives contra Detroit.

Además, el impresionante trabajo de la defensa de los Eagles aumenta el valor de la actuación del español. La línea defensiva de los Eagles, superpoblada, muy rápida y buscando permanentemente sorprender a la OL de Pittsburgh con sus cruces y ayudas, puede dar mucho que hablar este año. Anuló completamente el juego de carrera de los Steelers (en el que no jugaron ni Le’Veon Bell ni DeAngelo Williams) y nunca dejó de presionar.

El que sí salio muy tocado del partido fue Landry Jones. El quarterback suplente de los Steelers comprometió mucho su futuro con cuatro intercepciones de las que dejan huella. Alguna tras lanzamientos inexplicables por potencia y colocación. Como pasa en pretemporada, lo de menos es el resultado. Quizá lo más llamativo para los equipos técnicos de ambos equipos sea las buenas sensaciones de la defensa de Eagles y las malas de Landry Jones… aunque también hay que esperar para ver si esa defensa sorprendente rinde al mismo nivel cuando se enfrente a ataques con todos los titulares y a toda máquina.

Volviendo a Villanueva, jugó completos los dos primeros cuartos, mientras la línea ofensiva titular de Pittsburgh se mantuvo en el campo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el rigth tackle titular, Marcus Gilbert, estaba lesionado y quien ocupó su lugar fue Ryan Harris, que se confirma como sexto hombre de este grupo, el mismo papel que adoptó el año pasado el español en los primeros partidos.

Pese a que los Steelers no consiguieron abrir grandes puertas para la carrera (quizá notaron también la baja de Gilbert), sí recuperaron la compenetración y las sensaciones de la temporada pasada. Ante una defensa de Philadelphia que buscaba siempre encerronas y enfrentamientos ventajosos, los cinco jugadores de la OL de Pittsburgh brillaron siendo muy rápidos en las ayudas, dando tiempo de sobra casi siempre a Landry Jones y frenando cada acometida con solvencia. En ese trabajo coordinado, en el que Villanueva se vio cómodo, dominante en los unos contra uno y los cambios de asignación, y ya mucho más entonado que hace una semana, el español volvió a confirmar que ahora mismo es una pieza clave para ese ataque.

Además, volvimos a ver al Villanueva seguro de si mismo de los últimos partidos de la pasada temporada. Tras un duro uno contra uno contra Nigel Bradham, en el que ambos mantuvieron el agarre mucho tiempo después de que terminara la jugada, no se dejó amedrentar. Al contrario, terminó empujando a su rival, que salió trastabillándose y con un aviso claro de que por ese camino tenía poco que hacer.

Quizá el único momento difícil para Villanueva llegó en otro uno contra uno contra Connor Barwin, al que sacó de la ruta de la jugada de carrera, pero sin conseguir retenerlo. Sin embargo, en muchas jugadas de carrera, Alejandro subió a bloquear al segundo nivel con mucha habilidad para intuir la ruta del corredor, buscando siempre el bloqueo en el mejor punto posible.

La línea ofensiva titular de los Steelers ya no salió en la segunda mitad, pero, pese al resultado y a las cuatro intercepciones, volvieron a dar la sensación de grupo de élite dentro de la NFL actual mientras estuvieron en el campo.

En la segunda mitad, con los suplentes en el campo, el puesto de Villanueva no fue ocupado por Harris, que había jugado en el lado derecho hasta el descanso, ni por el rookie Wade Hansen, que la semana pasada pareció aún demasiado verde, sino por Chris Hubbard, que se comió dos de los tres sacks que sufrió Vaughan, el QB de Pittsburgh en la segunda mitad, y sufrió demasiado ante la agresiva defensa de Philadelphia.

La conclusión es que Alejandro Villanueva recoperó su mejor juego ante una defensa sorprendente que tiene prisa por ajustarse y presionó como si estuviera jugando un partido de temporada regular.