El sorprendente héroe en la vuelta a Los Ángeles

Nelson Spruce tenía dos años recién cumplidos cuando el último partido de NFL se disputó en la ciudad de Los Angeles allá por diciembre de 1994. De su localidad natal, Westlake Village, al LA Memorial Coliseum, apenas hay un viaje en coche de 40 minutos por la famosa “Carretera 101”. Spruce brilló tanto en el instituto de Westlake que se le consideró un “recruit” de tres estrellas y pasó a jugar football universitario en Colorado.

Titular a lo largo de cuatro años, Spruce dejó su universidad con los récords de recepción más importantes: capturas (294), yardas de recepción (3347) y touchdowns (23). Sin embargo, ningún equipo llamó su nombre el fin de semana del draft. Su 4.69 segundos en las 40 yardas de la combine más un físico no demasiado privilegiado le condenaron a esperar su oportunidad como agente libre rookie. El destino quiso que fueran los Rams los que marcaran su teléfono.

El pasado sábado, el football de más alta gama, el de la NFL, volvía a la ciudad de Los Angeles tras veintidós años. Los Rams no ejercían como locales en el Memorial Coliseum desde 1979. El estadio estaba completamente abarrotado para presenciar el regreso del equipo emblema de la ciudad. Muchísimas personalidades en las gradas, entre ellas la del comisionado Roger Goodell. No solo había expectación por la vuelta de la franquicia, era el debut del número 1 del draft, Jared Goff. Por este chico Los Angeles ha dado la mitad de dos drafts (dos primeras rondas, dos segundas y dos terceras por una primera, cuarta y sexta), así que había una gran expectación por verle debutar.

Pero la NFL a veces puede ser muy caprichosa. Resulta que el nuevo chico dorado no tuvo el mejor de los estrenos. Jugando con la segunda unidad del equipo se llevó una serie de golpes que hicieron temblar al Coliseum y llevaron a pensar a Jeff Fisher que su posible renovación se iba a ir por el desagüe si algo grave le llegaba a suceder a Goff. La decisión de no dejarle saltar al césped al inicio de la segunda mitad resultó evidente.

Los partidos de pretemporada se dejan a las historias improbables y protagonistas inesperados. Era el momento de Nelson Spruce. Sus recepciones en el último cuarto resultaron fundamentales para que Los Angeles anotara dos touchdowns que le dieron la vuelta al marcador. Desde la cabina de retransmisión de la ESPN Jon Gruden no dejaba de cantar las alabanzas del rookie cada vez que era el destinatario de un lanzamiento. “Es mi sleeper para este equipo. Si eres aficionado de los Rams tienes que seguirle la pista” comentó.

Tal y como demostró el sábado tiene una habilidad natural para atrapar el balón, es muy inteligente para ajustar sus rutas a la defensa que recibe y posee ese espíritu competitivo tan apreciado en cualquier vestuario. En la acción en la que anota su touchdown podéis ver como corre lo que se denomina una “option route” desde el slot. En esas acciones, en lo alto de su ruta debe elegir si permanecer en el sitio o cortar hacia uno de los lados. El proceso es muy rápido y ha de estar en completa sincronía con tu quarterback. Es lo que hacen por ejemplo en los Patriots de forma magistral Tom Brady y Julian Edelman.

Si Spruce consigue dominar este arte (amén de rendir de lo lindo en equipos especiales) puede que logre el sueño de entrar en la plantilla final y acabar siendo el tercer o cuarto receptor del equipo. No lo tendrá fácil, los Rams eligieron en el draft otros dos receptores (Pharoh Cooper y Mike Thomas) que solamente por esa designación ya recibirán todas las opciones de formar parte del “roster”. Por si esto fuera poco acabó el choque con un esguince de rodilla que le va a dejar KO una o dos semanas, los peores días que te puedes perder si estás “en la burbuja”.

El tiempo nos dirá hasta dónde llega el viaje de Spruce en la NFL, pero de momento ya ha conseguido una cosa, ser el héroe del día que los Rams volvían a casa. A su casa.