JJ OO | 100 METROS VALLAS

De Atenas a Río de Janeiro y de Joan Lino a Orlando Ortega

Ortega le ha dado al atletismo de nuestro país su primera medalla olímpica desde Atenas. Conozca al último medallista español en Río.

De Atenas a Río de Janeiro y de Joan Lino a Orlando Ortega
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Juanma Rubio
Nació en Haro (La Rioja) en 1978. Se licenció en periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. En 2006 llegó a AS a través de AS.com. Por entonces el baloncesto, sobre todo la NBA, ya era su gran pasión y pasó a trabajar en esta área en 2014. Poco después se convirtió en jefe de sección y en 2023 pasó a ser redactor jefe.
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Atletismo en Juegos Olímpicos Río 2016, hoy 17/08/2016 en directo

De la estirpe de saltadores cubanos y nombrado en su día heredero de su compañero de entrenamientos Dayron Robles (oro en los 110 metros vallas de Pekín), Orlando Ortega (Artemisa, 29 de julio de 1991) era un diamante por pulir que ha trabajado duro, en los últimos tiempos sobre todo la arrancada, para exprimir el potencial que enseñó en Londres 2012, donde fue sexto. Entonces compitió con una Cuba de la que ya se estaba separando y a la que dejó tras los Mundiales de Moscú en 2013 para afincarse en España. Su puerta de entrada fue Guadalajara, tantas veces lugar de concentración de los atletas cubanos, y de allí a Ontinyent y finalmente a una residencia Blume en la que se preparó para competir en Río con su nueva bandera… y darle al atletismo español su primera medalla olímpico desde la que consiguió en Atenas, el 26 de agosto de 2004, precisamente otro atleta nacido en Cuba, Joan Lino Martínez.

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Lino logró entonces un sufrido bronce en salto de longitud. Sufrido porque los jueces buscaron con denuedo rastros de su huella en la plastilina tras la reclamación de Gran Bretaña y Jamaica, que consideraron que su salto había sido ilegal, y porque había obtenido la nacionalidad española apenas dos meses antes de los Juegos. Casado con una española, recibió la Carta de Naturaleza justo a tiempo de convertirse en la alternativa de un Yago Lamela que entraba ya en días oscuros y que fue finalista en Atenas con serios problemas en el talón de Aquiles. En aquellos Juegos también lograron medalla para el atletismo español Manolo Martínez y Paquillo Fernández. Después Joan Lino… y la nada en Pekín y Londres, tiempos convulsos, difíciles, para el atletismo español que ahora quedan algo más atrás, en pleno ascenso de Bruno Hortelano, con esta medalla de Ortega.

Son otros tiempos para el atletismo español como lo son para el cubano, siempre beligerante pero ahora más dialogante y abierto, en comunión con el lento pero inevitable proceso de apertura de la isla. Sin la crudeza de los días del veto a Niurka Montalvo para Sidney 2000, Orlando Ortega no recibió hasta el 26 de julio el permiso para competir con España en Río. Una cuestión de plazos milimétricos y de interpretaciones. Para la Federación Internacional (IAAF), tenían que haber pasado tres años desde la obtención de la residencia legal en el país de adopción (se cumplirían a principios de noviembre). A eso se agarró Cuba. Pero para el COI basta con que se hayan cubierto esos tres años desde la última vez que fue internacional con su país de origen: 11 de agosto de 2013, en Moscú. Y en los Juegos manda la Carta Olímpica. Así que, aunque haya sido cuestión de días, Orlando Ortega llegó a tiempo para maravillar en Río y convertirse en uno de los rostros definitivos del nuevo atletismo español.

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