Grigory Rodchenkov se refugió en EE UU y delató el escándalo

En noviembre de 2015, la dimisión de Grigory Rodchenkov, el doctor bioquímico que dirigió los laboratorios de Moscú y Sochi (durante los Juegos de Invierno de 2014), fue la espoleta que hizo detonar la podrida situación en el deporte ruso. Rodchenkov (Moscú, 1957) dimitió a las pocas horas de que la Agencia Mundial Antidopaje (WADA/AMA) le suspendiera a perpetuidad “por encubrir controles positivos, extorsionar a deportistas y destruir 1.417 frascos de muestras”. Al mismo tiempo, la WADA/AMA suspendía la acreditación del laboratorio de Moscú. Ahí, Rodchenkov (condecorado personalmente por Vladimir Putin con la Orden de la Amistad, por su trabajo en Sochi) emigró a EE UU, con ayuda del productor Bryan Fogel.

Muertes. En febrero de 2016 morían de sendos infartos repentinos (y para nada esperados) nada menos que Nikita Kamayev y Vyacheslav Sinev, presidente y director ejecutivo de la RUSADA, la Agencia Rusa Antidopaje, en los años precedentes al escándalo. Nadie en los respectivos entornos de Karnayev y Sinev pudo explicar las muertes, más allá de la consternación y la sorpresa. No hubo diagnósticos previos. Pero, Rodchenkov ya estaba en EE UU, en la zona de California: ahora ya no se dan pistas concretas de su paradero.

Ya en mayo de 2016 y a través del propio Fogel, que iba a rodar un documental sobre la vida de Rodchenkov, dos medios entraron en contacto (en Los Ángeles) con el bioquímico exiliado: The New York Times y 60 Minutes, el informativo/magacín de la cadena CBS con quien el bien relacionado Fogel había entrado en contacto previo, incluso antes de que Rodchenkov abandonase Rusia.

En las entrevistas que Rodchenkov concedió a estos medios van los detalles que ha confimado Richard McLaren. Rodchenkov relata las correrías de los agentes gubernamentales del FSB (ex KGB) en los laboratorios y también asume cómo ayudaba a los deportistas rusos a evitar posibles positivos con esteroides, bajo la fórmula de ingerir un mililitro de alcohol (preferentemente con licores como Chivas o Martini) por cada miligramo de productos esteroides. “Los atletas son como niños, se toman todo lo que les das”, dice.