Previa de la temporada NFL-2016 de los Miami Dolphins
La llegada de Adam Gase augura noticias buenas para una franquicia necesitada de alegrías, pero será complicado que estas puedan llegar esta misma temporada.
Otra vez empiezan de cero... pero esta vez hay un proyecto
Hace exactamente doce meses, los Dolphins eran señalados como una de las posibles sorpresas de la temporada. Acababan de fichar a Suh, potencialmente, el mejor DT de la NFL, a Jordan Cameron (TE) y a Kenny Stills (WR). Su draft pareció extraordinario con las elecciones de DeVante Parker (WR), Jordan Phillips (NT) y Jamil Douglas (OG), la progresión de Tannehill era imparable y sin duda llamaría a la puerta de la élite de la posición… Parecía que por fin volverían a ser un bloque competitivo después de tantos años de mediocridad.
Tardaron cuatro semanas en despedir a Joe Philbin, su entrenador principal, y todavía están esperando a que Suh haga acto de presencia, a que Tannehill llame a la puerta que sea, a que Stills, Cameron y DeVante Parker bajen algún balón del cielo… Los “sorprendentes” Dolphins fueron un equipo ridículo que transitaba sin pena ni gloria y sin que a nadie le importara.
La situación era desesperada desde que Philbin fue elegido entrenador principal hace cuatro años. Era evidente que había que buscar cuanto antes un relevo que, al menos, tuviera algo de sangre. Después de tantas campañas de malas decisiones, parece que esta vez sí que han elegido al tipo capaz de meter a esta franquicia un petardo por el trasero que la resucite.Gase lleva una década forjándose un gran prestigio de gurú ofensivo y se presenta como el tipo ideal para revivir de una vez por todas al pez (mamífero marino) muerto.
Como suele ser habitual en este tipo de revoluciones, la puerta del vestuario se abrió de par en par, y fueron saliendo tipos sin descanso durante la offseason; Vernon (DE) y Lamar Miller (RB) entre ellos. Y mientras unos salían, intentaban cubrir las bajas con el hándicap de que entre Shu y Tannehill habían dejado el cap tiritando en 2015. Así que tuvieron que conformarse con un grupo de ilustres veteranos con poca gasolina en el depósito pero buen precio, como Mario Williams, o estrellas en entredicho como Byron Maxwell. Ni siquiera les salio bien el sueño de C.J. Anderson.
En el draft se llevaron el premio gordo. Laremy Tunsil, el teórico mejor jugador disponible, que increíblemente cayó hasta la posición 13 de Miami. El resto fue una carrera a la desesperada, intentando apagar fuegos como fuera.
Todos estamos expectantes con los prometedores Dolphins de Gase, pero lo importante este año no será el número de victorias, que no deberían ser demasiadas, sino que consigan recuperar a un buen grupo de jugadores que casi nunca han sido capaces de jugar como un auténtico equipo.
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Las tres claves del equipo por Gonzalo Estradé
1 El fichaje de Adam Gase tiene que cambiar la mentalidad de los Dolphins y darles una base sobre la que construir el nuevo proyecto. No se trata de intentar ganar ya sino de crear una estabilidad dentro de la franquicia. El reto de Gase es enorme con una plantilla que por talento está lejos de competir con los mejores de la división.
2 El desafío definitivo para Ryan Tannehill. Si el contrato que firmó hace un año le daba la confianza de la franquicia, ahora le toca devolver esa confianza en forma de liderazgo. Nuevo proyecto, nuevo entrenador y cero excusas para un Tannehill que tiene que dar lo mejor de sí mismo desde el primer momento si no quiere quedarse en la cuneta.
3 Talento y juventud. Los Dolphins deben encontrar jugadores que sostengan los pilares del equipo y en la plantilla actual no va a ser fácil encontrarlos. Esta temporada se puede considerar un casting de futuro en Miami. Oportunidad única para los DeVante Parker, Kiko Alonso, Xavien Howard o Jay Ajayi para hacerse con un hueco en la NFL.