Aginagalde da la Champions al Kielce de Dujsebaev
Tras la prórroga, el Hispano marcó el último siete metros para desilusión de un Veszprem que llegó a tener nueve tantos de renta a 15 minutos del final.
Como el Real Madrid el sábado en la final de la Champions de fútbol, el Kielce ganó este domingo en Colonia su primera Champions de balonmano, tras consumir la prórroga y llegar a los penaltis. El quinto lanzamiento, el definivo, en el Lanxess Arena, lo lanzó Julen Aginagalde, para decidir la final, para hacer a su equipo campeón de Europa, para encumbrar a Talant Dujsebaev como entrenador glorioso, y para hacer más real que nunca ese dicho español de que hasta el rabo todo es toro: 35-35 (13-17, 29-29) y 4-3 en los siete metros.
Porque la derrota del Veszprem posiblemente sea la más dolorosa que se recuerda en la Final Four. Nunca un equipo se había dejado nueve goles de renta en 14 minutos, nunca un conjunto había sido tan superior al rival durante tres cuartas partes de partido, y nada hacía suponer que con el 18-27 el conjunto de Talant Dujsebaev pudiese remontar para ganar casi treinta minutos después.
De entrada, el Veszprem fue superior en defensa, con Palmarsson llevando a su equipo a un ritmo infernal, con Lekai dándole buenos minutos de reemplazo. Sabaté, en su primera final europea, estaba dándole un repaso a Dujsebaev, un asiduo. Hierático el catalán, visceral Talant; dos estilos diferentes de llevar a los equipos, que esta vez parecía ganar la tranquilidad.
No se sabe qué pasó, quizá que bajó la intensidad y la concentración el cuadro magiar, pero el caso es que recibió un parcial de 9-0 en 11 minutos impropio de un equipo de tanto linaje. El campeón de Europa se tomó con Szmal, hasta el punto de que el Kielce pudo ganar antes de la prórroga, pero falló desde los siete metros ante Alilovic.
Y en la prórroga, también un marcador pendular, con Ugalde protagonista, por su primeros tantos para evitar la escapada de Kielce, y, sobre todo, con su último tanto a dos segundos del límte para cerrar la segunda parte de la prórriga con el empate a 35.
Lo que pasó después fue también cardíaco: comenzó ganando el Veszprem porque Alilovic detuvo el balón al especialista Cupic, pero también Szemal y Sego (que se turnaron) dieron la réplica por parte del Kielce. Aginagalde, que tiraba los penaltis en el Atlético de Madrid cuando los especialistas estaba en crisis, lanzó el último de la serie, y el vasco, que no es habitual, marcó sin mucha pose. Un gol para su historia personal en la derrota más dolorosa del Veszprem, por segundo año consecutivo subcampeón de Europa.