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CInco cosas que pienso

Made in Lombardi

Green Bay Packers, el único club existente en el deporte profesional americano, un conjunto de una ciudad de menos de 105.000 habitantes.

Barcelona
Made in Lombardi
Getty Images

Independientemente de qué equipo sea uno -inclusive si es de los Seahawks, los Cowboys o ¡hasta los Bears!-, no puede dejar de admirar a los Green Bay Packers, el único club existente en el deporte profesional americano, un conjunto que lleva el nombre de una ciudad de menos de 105.000 habitantes y juega en un estadio que alberga más de 80.000 personas.

Los Packers, uno de los equipos pioneros en la formación de la NFL, han vivido tres grandes momentos en su historia, tres puntos de inflexión en los que pasaron de peligrar como franquicia a consolidarse entre las mejores de la liga. El primero, la decisión de su fundador “Curly” Lambeau de vender las acciones y convertir al equipo en un club; el segundo, cuando decidieron fichar, porque nadie aceptaba a trasladarse a vivir a La Tundra mas que él, a un coordinador de ataque que trabajaba en los New York Giants, llamado Vince Lombardi; el tercero, en 1989, en el momento en el que Bob Harlan fue nombrado presidente del club y decidió separar la parte de negocio de la deportiva. Harlan capitaneó las negociaciones para la increíble renovación de Lambeau Field y nombró general manager a Ron Wolf, quien logró seleccionar en el draft a Brett Favre y fichar en la agencia libre a Reggie White para devolver a los Packers a la cima deportiva de la NFL.

Por supuesto que hablar de Lambeau o Harlan sería interesantísimo, sin embargo prefiero dedicar un par de párrafos a Lombardi, el entrenador de entrenadores, ganador de cinco títulos de la NFL en siete años, hecho sin precedente y razón por la cual el trofeo que acredita al triunfador de la Super Bowl lleva su nombre.

Para llegar hasta Green Bay, se pasa por el pueblo de De Pere y, posteriormente, ya a las afueras de la ciudad, por Allouez, una pequeña población de menos de 15.000 habitantes, donde todavía se encuentra la casa en cuyo sótano, tras los partidos jugados en Green Bay, Lombardi organizaba sus famosas fiestas, ganase o perdiese, en las que se relajaba de la enorme presión ejercida por cada partido que su equipo disputaba. Ya en Green Bay, giras a la derecha y te diriges al estadio, al que se llega, obviamente, por Lombardi Avenue…

Es imposible no tropezarte con algo que te recuerde al gran entrenador si te desplazas a Wisconsin para contemplar un partido de fútbol americano, pero también lo es si buscas dar una charla relacionada con el deporte y la empresa, donde las frases de Lombardi están siempre en boca de cualquier ponente.

Yo tuve la enorme suerte de leer la biografía del legendario entrenador de los Packers escrita por un gran periodista de investigación, David Maraniss, biógrafo también del mismísimo Bill Clinton. En ella, el ganador del Premio Pulitzer presenta a un entrenador de carne y hueso, que te permite aprender mucho más de Lombardi que si el libro fuera simplemente una historia color de rosa.

El mito comenzó a forjarse en la dura ciudad de Nueva York, donde Lombardi asistió a Fordham, Universidad de los Jesuitas en la que destacó como uno de los mejores líneas de la NCAA, cuando todavía se jugaba en defensa y ataque. Lombardi masculló la posibilidad de hacerse sacerdote y basó sus métodos de trabajo en los Ejercicios de San Ignacio. De allí su férrea disciplina y su enorme perseverancia como educador. Cuenta Maraniss que el ataque de los Packers, durante la pretemporada, se desplazaba del campo de entrenamiento al comedor emulando la Packer Sweep, una de las famosas jugadas de carrera, made in Lombardi, que tan famoso hicieran al entrenador.

Hombre puntual que estableció en los Packers el horario Lombardi(si él te citaba a una hora, tenías que llegar diez minutos antes o eras multado), el legado del gran entrenador pasa principalmente por su capacidad de liderazgo, basada en confiar y creerse totalmente lo que hacía. Para muestra un botón. De vacaciones, en Roma, Lombardi eligió una postal del Coliseo para enviar a uno de sus asistentes, en la cual, antes de firmar, escribió algo sumamente escueto: “Media parte. Leones 7, Gladiadores 7”.

Cinco cosas que pienso:

1. Pienso que, después de Lombardi, Bill Belichick es el mejor entrenador de la historia de la NFL.

2. Pienso que estoy de acuerdo con la mayoría de aficionados de los Packers con los que hablé en Wisconsin: Jordy Nelson será clave para que su ataque vuelva a ser temido en la NFL.

3. Pienso que la última vez que los Raiders generaron tantas expectativas su quarterback se apellidaba Gannon.

4. No sé cómo acabará la Deflategate III, pero pienso que si un juez lo declaró inocente, Tom Brady tendría que jugar los dieciséis partidos de la temporada regular.

5. Lo siento, cambio de deporte, pero solo un poco. Pienso que la historia de Billy “The Kid” Donovan es maravillosa. Llevó a una universidad que respira fútbol americano por todos los costados, Florida, al título de baloncesto de la NCAA y, además, está en camino de conducir a un estado que las diligencias y el fútbol americano pusieron en el mapa a ganar su primer anillo de la NBA. Go OKC!!!