Los penaltis meten al Ugra en la final y condenan al Benfica
Los rusos son los primeros finalistas de la Final Four de Guadalajara en un igualado choque (4-4) que decidió una parada de su portero suplente.
El Ugra Yugorsk, el poderoso equipo ruso que financia Gazprom y que cuenta con Eder Lima y Robinho como estrellas, es el primer finalista de la Final Four de Guadalajara que decide al nuevo campeón de Europa de fútbol sala. Pero sólo logró imponerse a un gran Benfica en la tanda de penaltis, donde su portero reserva Slemzin, que tuvo que entrar en la segunda parte por expulsión de Kupatadze, logró parar uno de los lanzamientos. Una intervención que vale una final.
Ese fue el desenlace de un encuentro donde el Benfica, a priori inferior, salió a morder. Los portugueses lograron las primeras oportunidades del encuentro, aunque no tardaron los rusos en poner a prueba al internacional español Juanjo, meta de los lisboetas, que no obstante se adelantaron en el marcador. Chaguinha, viejo conocido de la LNFS, se apoyó con una pared en Re, y definió por bajo.
Pero fue en la segunda parte cuando el partido aceleró el ritmo y se vio espectáculo. Apenas un minuto tardó Lyskov en empatar para un Ugra que veía como su meta titular, el georgiano Kapatadze, era expulsado por manos fuera del área. Sin embargo, el Benfica no fue capaz de materializar la superioridad y Signev, de cabeza tras un delicioso centro de córner de Robinho, adelantaba al equipo ruso.
Lo bonito a estas alturas de choque es que el desenlace era del todo impredecible. El propio Signev pasaba de héroe a villano al cometer una absurda falta en la frontal que Patías aprovechaba para poner de nuevo el empate. El partido estaba loco y el 2-2 duró… ¡11 segundos! Los que tardó Afanasev en marcar un 3-2 que no evitaría la prórroga ya que el Benfica, ya con portero-jugador en pista, volvía a igualar por medio de Jefferson.
El intercambio de golpes no paró en el tiempo suplementario. Patías de volea adelantaba al Benfica a los 11 segundos y Katata marcaba el 4-4 para el equipo ruso. Tanta igualdad sólo se desnivelaría en una tanda de penaltis donde nadie falló hasta que Slemzin detuvo el disparo de Hemni y Robinho anotaba el lanzamiento definitivo.