¿Deberían los Jaguars subir al tercer puesto del draft?
Los Rams y los Eagles han dejado claro que las dos primeras elecciones del draft serán quarterbacks. Ahora se abre la puja por el pick de los Chargers.
La temporada alta de mock drafts empezó allá a finales de diciembre, y desde entonces centenares de periodistas y expertos han publicado miles de combinaciones. Todo ha saltado por los aires con los traspasos de las primeras dos elecciones, antes de los Titans y los Browns y ahora de los Rams y los Eagles. La diversión podría no haber terminado: los Chargers tienen ahora el pick número uno del otro draft, y nadie descarta otro intercambio. Entre los equipos que, como mínimo, deberían plantearse la posibilidad están sin duda alguna los Jacksonville Jaguars.
En parte tiene que ver con la condición humana. Cualquier profesional de los recursos humanos (horrible expresión) lo sabe: una subida de sueldo sin duda será bien recibida por el empleado, pero esa alegría dura apenas unas semanas, quizá unos pocos meses, hasta que ese mismo empleado vuelva a tener la seguridad de que su empresa le paga menos de lo que merece.
Con los Jacksonville Jaguars pasa un poco lo mismo. Hace poco más de una semana miraban su draft board y temblaban con la posibilidad de que ninguno de los cuatro equipos que elegían por delante de ellos se decidiera a ir a por un quarterback (y visto lo visto, no andaban equivocados en sus miedos). Eso les dejaría sin uno de los premios (presumiblemente) gordos. Ni Laremy Tunsil para apuntalar la línea ofensiva, ni Joey Bosa para mejorar su pass rush, ni Myles Jack para reforzar su cuerpo de linebackers, ni Jalen Ramsey para ponerle la guinda a una secundaria muy mejorada, o eso esperan, en la offseason.
El traspaso entre los Titans y los Rams mejoró sus expectativas. Si un quarterback era el elegido con el número uno, las matemáticas dicen que como mínimo uno de esos cuatro estaría disponible cuando llegase su turno con la quinta elección. ¿Pero y si era Laremy Tunsil? El gran problema de los Jaguars está en la defensa, y aunque un gran tackle izquierdo es una de las mejores inversiones que una franquicia puede hacer, ya ficharon a Kelvin Beachum y todavía confían en que Luke Joeckel dé todo lo que se suponía de él.
Ese problema lo resolvieron los Browns al traspasar su elección a los Eagles. Ahora los Jaguars sabían que, como mínimo, uno de los tres ases defensivos caería en su regazo. Problema resuelto… O no.
La alegría de la subida de sueldo podría esfumarse rápido. ¿Y si el que les llega es Myles Jack, sobre el que pesa la duda de una lesión de rodilla que podría afectar a su rendimiento? O bien podría ser Joey Bosa, quizá el rookie más avanzado en su formación, pero también al que se le supone un menor potencial. Además, Bosa es un defensive end, ¿y para qué elegir uno el mismo año en el que se ha fichado a Malik Jackson y se espera la vuelta de Dante Fowler?
Jacksonville ha acumulado el suficiente talento (al menos en teoría) como para que (de nuevo en teoría) tenga sentido apostar por la calidad y no tanto por la cantidad en este draft. Un gran jugador que marque las diferencias y sea el líder de la defensa bien puede ser lo único que le falte a Jacksonville para el asalto definitivo a los playoffs, especialmente en una división teóricamente floja.
Siguiendo la famosa tabla con el valor de las elecciones diseñada por Jimmy Johnson hace ya 30 años, el precio de subir de la quinta a la tercera elección sería casi exactamente el de la elección de segunda ronda de los Jaguars en el draft de la semana que viene. ¿Estarían los Chargers dispuestos a bajar dos puestos a cambio de otro titular en potencia elegido al principio de la segunda ronda? Nadie lo sabe, pero los Jaguars harían bien en, como mínimo, investigarlo.