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NEW YORK YANKEES

No nos apresuremos a enterrar a Alex Rodríguez

El jugador ha iniciado el año de forma espantosa, pero es demasiado pronto para proclamar que está acabado y espera que el tiempo le dé la razón.

Actualizado a
Alex Rodriguez de los New York Yankees no ha tenido el mejor inicio de temporada posible.
Tom SzczerbowskiAFP

Alexander Emmanuel Rodríguez es el bateador designado de los New York Yankees y una figura central en el turno de bateo de los bombarderos del Bronx. Como responsable de actuar en lugar del pitcher y de acuerdo a las reglas de la Liga Americana, tiene el objetivo y la obligación de ser un bateador que marque diferencias. Esa es la teoría y otra bien distinta es la práctica.

Hace un año, Alex Rodríguez era un inmenso enigma. Después de estar sancionado durante todo el 2014 por el escándalo de dopaje del caso Biogénesis, y que se había sometido a una doble (o triple porque ya pierde uno la cuenta de las veces que pasó por el taller por algo más que fuera chapa y pintura), no se sabía muy bien lo que podría dar de sí.

Tan enrarecido estaba el asunto que los Yankees estuvieron barajando todo tipo de posibilidades para ‘excusarse’ de los años que le faltaban de contrato, tres temporadas y 64 millones de dólares en total, desde una violación en el lenguaje del contrato por haber recurrido al doping a desear que algún tipo de imposibilidad hiciera que los seguros entraran en juego y se hicieran cargo de la parte más importante de lo que se adeudaba a A-Rod, amén de no tener que volver a verle con los pinstripes, que sus rencillas eran más que recientes y sonadas.

Pero, hete aquí, que Alex Rodríguez, después de haber parecido un auténtico tronco-móvil durante el spring training del 2015 para horror de los scouts, empieza a mostrar que el que tuvo, retuvo, y se convierte en una de las sorpresas agradables de la franquicia, con una primera mitad de la temporada realmente espectacular, que le sitúa en la órbita del All-Star y en consideración por ser el ‘Comeback player of the year’, el jugador que vuelve por sus fueros después de una lesión o recupera su nivel previo.

Sin embargo, la temporada de Rodríguez en los Yankees tiene dos mitades bien diferenciadas y el nexo común es el All-Star. En la primera mitad de la campaña, A-Rod tuvo una línea de .278 BA/.382 OBP/.515 SLG con un OPS global de .898. Eso no supone que fuera un bateador del montón sino alguien que marcaba diferencias, recuperando su mejor versión. En la segunda mitad, sus números se desplomaron hasta el .216/.324/.448 con un OPS de .772. Si ahondamos en los datos, nos dicen que A-Rod promedió un paupérrimo .178 desde el 1 de agosto. En resumen, la liga se fue ajustando a lo que podía cubrir el DH de los Yankees y/o el cansancio de la maratoniana temporada empezó a hacer mella.

Llega la temporada 2016 y Alex Rodríguez no supone un enigma tan grande como un año antes, excepto el hecho de que cumplirá 41 años el 27 de julio. El club tiene muy claro que el núcleo duro, que es realmente veterano, tendrá que tener sus días de descanso con mayor frecuencia de cara a evitar el desplome de la segunda mitad del año.

Como digo, esa es la teoría y otra la práctica.

Los New York Yankees han tenido un espantoso inicio de temporada. El ataque no termina de carburar, aquel gran fichaje en la agencia libre llamado Jacoby Ellsbury tiene todos los visos de convertirse en uno de los mayores fiascos del club, y la rotación presenta muchos más interrogantes de los precisos. Si todo se redujera a lo que hace Betances y Miller en las últimas dos entradas, la vida sería maravillosa en el Bronx.

Alex Rodríguez ha acumulado en los once partidos que ha disputado, una paupérrima media del .163 con un OBP de .250 y un SLG de .302. Solamente ha conseguido un par de home runs. Cuando iba a comenzar la temporada, 75 home runs separaban a A-Rod de la marca de todos los tiempos en posesión de Barry Bonds y se hablaban de las posibilidades de batirlo.

Ahora eso parece un sueño de una noche de verano.

Si buceamos en los números de A-Rod, nos damos que la mayoría de sus problemas están llegando con los envíos duros, con lanzamientos de alto octanaje y más cuando hoy en día, parece que cualquiera es capaz de lanzar a 95 millas por hora de media. Las bolas rápidas o las rectas suelen ser la clase de lanzamiento sobre la que se basan los repertorios de todos los lanzadores de las Grandes Ligas, el que hace que todo encaje en su arsenal. Si contra esos lanzamientos, que suelen oscilar entre el 55% y el 65% entre los titulares e incluso superior porcentaje con los relevistas, muy mal asunto.

Si a eso una preocupante incapacidad para conectar con cualquier tipo de envío dentro de la zona de strike, peor.

No obstante, hay una estadística que se llama BABIP (Batting Average in Balls in Play), que se puede traducir como la media de bateo en las bolas que son puestas en movimiento. Se suele pensar una marca de .300 es lo habitual, pero tanto si se supera o está muy por debajo, es cuando entra en juego la buena o la mala suerte, según como se mire.

La marca de A-Rod en su carrera es de .316. Sin ir más lejos, en 2015 fue .278. En lo que llevamos de campaña, es de .192, con lo que A-Rod está teniendo un poco más de mala suerte a la hora de conectar (cuando lo hace) y hacerlo directamente a un defensor. A mayor cantidad de turnos de bateo, eso hará que todo vuelva a su tónica habitual… o lo que desean en el Bronx.

Veamos. Alex Rodríguez ha conseguido en su carrera 689 home runs, con 3077 hits, 2007 carreras y 2060 carreras impulsadas. Sus números le sitúan entre los grandes, más allá de la opinión que merezcan algunas de sus decisiones y que lastrarán en gran medida su legado cuando todo esté dicho.

Y alguien tan capacitado para la práctica de este deporte, se merece un mulligan o tres docenas de ellas. El tiempo le volverá a situar en su lugar porque esta historia ya la hemos visto en demasiadas ocasiones. No hace demasiados años se le daba por amortizado a David Ortiz y todos recordamos cómo fue capaz de rehacerse. La clave está en ver si los Yankees harán lo mismo, si se ven presionados por los resultados.