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New England Patriots

Por qué Tom Brady encarna el mito del quarterback total

Siempre se ha etiquetado al quarterback de los New England Patriots como un jugador de sistema, pero su secreto es que es un jugador de sistemas (con 'ese').

Madrid
Tom Brady ha tenido más éxito en más sistemas diferentes que ningún otro quarterback.
CHRIS TROTMANAFP

Hace meses prometí escribir un artículo explicando por qué creo que Tom Brady es el mejor quarterback que yo he visto jugar regularmente desde que empecé a seguir la NFL a finales de los ’80. El problema es que escribí el artículo en su momento, pero su extensión lo convierte en impublicable. Ni por fascículos. Por tanto, he decidido telegrafiar los conceptos que me llevan a preferir a Brady sobre cualquier otro pasador en el último cuarto de siglo.

Toda la vida se ha comparado a Brady con Montana, con la misma frase que se usó para infravalorar al mito de San Francisco. Los críticos del genial quarterback de los Niners decían que “Joe Montana es parte de un sistema y Dan Marino es un sistema”. El bueno no era Montana, sino Bill Walsh. El jugador se había beneficiado de la West Coast Offense y posiblemente no habría tenido el mismo éxito en ningún otro equipo. ¿Os suena? Es exactamente lo mismo que se dice sobre Tom Brady, a la sombra de Bill Belichick. Nunca he estado en absoluto de acuerdo con los que usaban esos argumentos para hacer de menos a Montana, pero en el caso de Tom Brady es aún más evidente la injusticia.

Todos sabemos cómo jugaban John Elway, Dan Marino, Joe Montana, Steve Young, Brett Favre, Peyton Manning, Jim Kelly o Aaron Rodgers. Y en todos esos casos, siempre geniales, los entrenadores adaptaron sus sistemas para sacar el máximo partido de las virtudes de sus estrellas. En el caso de Tom Brady nunca ha sucedido eso. Ha sido Tom Brady el que se ha adaptado al sistema que ha querido usar Bill Belichick en cada momento. Y eso le ha dado al entrenador un asombroso abanico de posibilidades que nunca tuvo antes ningún otro matrimonio quarterback/entrenador. Belichick ha podio cambiar su sistema infinidad de veces, y en realidad lo ha hecho permanentemente durante todos estos 15 años, con la tranquilidad de que su quarterback iba a rendir al ciento por ciento en todos los escenarios. Tito Bill nunca ha tenido la obligación de ceñirse a las necesidades, manías o caprichos de su pasador. Simplemente ha tenido la seguridad de que esa pieza le funcionaría a la perfección sin importar el escenario ni el entorno.

Por tanto, Tom Brady nunca ha sido un quarterback de sistema, sino de sistemas. Cualquier sistema excepto los que requieren un quarterback móvil. Y en todos ha jugado a la perfección. Porque Brady siempre ha actuado como una pieza que mueve un ataque, y muy pocas veces como una estrella para la que juega el resto del ataque. Y le hemos visto gestionar con precisión germánica ataques muy conservadores en sus primeros años, muy volcados por tierra en la etapa de Dillon, sin armas claras en el último año de Dillon cuando Caldwell era su mejor receptor y que fuera lo que Dios quisiera, muy verticales en la etapa de Moss, con doble tight end tras la llegada de Hernandez y Gronko, con pases cortos y en rutas centrales intermedias en la última etapa…

Y es posible que en ninguna de las facetas haya sido el mejor jugador. En todas ha habido algún monstruo que superaba su eficacia, pero él siempre ha estado en la élite a la hora de mover ataque sin reunión, en huddle, under the center, en shotgun, tres, cinco o siete pasos, escondiendo el play action o el draw hasta que saltaba la liebre como solo ha sabido hacer Favre antes, ejecutando con maestría, e incluso con humor, jugadas de engaño… Una precisión en la ejecución que le ha llevado a tener éxito incluso en la faceta que más le perjudicaba en teoría: la de pistolero. Brady no tiene las condiciones de los grandes devoradores de récords, pero el único año que jugó como pistolero destrozó el récord histórico de yardas de pase y touchdowns aéreos sin despeinarse.

No creo que haya existido ningún jugador que hiciera tantas cosas diferentes a la categoría de arte. Que diera tantas posibilidades a su entrenador, con la seguridad de que iba a tener éxito. Pero además, Tom Brady tiene una facilidad de lectura y de improvisación proverbiales. De hecho, todos los analistas consideran que el sistema ofensivo actual de los Patriots es el más sofisticado que nunca se ha visto sobre un emparillado, que necesita un periodo de asimilación por parte de los receptores que muchos buenos jugadores han sido incapaces de asimilar. Y ese sistema le concede una capacidad de decisión muy superior a la de cualquier otro pasador. Aunque no lo parezca, Brady tiene dentro del campo más autoridad que ningún otro en los últimos años. Otra cosa es que en el caso de Brady no veamos tantas de esas jugadas rotas que suelen ser seleccionadas entre las mejores acciones de la semana, y que elevan a los altares a los quarterbacks más espectaculares, o más capaces de hacer malabarismos. Sin embargo, Brady no suele necesitar nada de eso. Es capaz de aguantar la pelota dentro del pocket durante más tiempo que cualquier jugador sin perder un detalle de lo que está sucediendo delante de él. Y puede soltar el balón con éxito sin esperar a que todo se haya puesto patas arriba.

La capacidad de Brady para controlar el reloj no tiene parangón. Tal vez ningún quarterback haya dominado ese arte como él. Brady no lanza un pase de20 yardassi lo que necesita es uno de tres, y viceversa. Las series ofensivas de los Patriots duran exactamente lo que su equipo necesita y parece que fuera como los jugadores de billar, que cuando dan un golpe están pensando en los tres siguientes. Brady es letal en series que trascurren a galope, en un visto y no visto, y también en las que se ven con la cabeza en la almohada, porque no acaban nunca. Pocos quarterbacks han tenido tanto éxito remontando en los últimos minutos, y sin que lo parezca. Porque Brady nunca ha acaparado protagonismo. Quizá porque siempre parece que hace cosas sencillas, que cualquiera podría hacer, aunque en realidad sean casi imposibles.

Otra de sus virtudes es su facilidad para zafarse del blitz exterior sin salirse del pocket ni perder la cara a la jugada, con ese pasito hacia delante y una de las mecánicas de pase más rápidas que se recuerdan, aunque por ponerle algún ‘pero’, sí tiene un grave problema con los blitzs interiores, de los que nunca ha sabido protegerse por su falta de movilidad, y que casi siempre han sido la causa fundamental de las derrotas de los Patriots. Por poner otro defecto, cuando está sobreexcitado suele subir la mirilla del pase, y cuando se siente inseguro tiende a lanzar corto. Pero otra de sus virtudes es que en muy pocas ocasiones ha intentado ganar un partido ‘él solo’, sino que siempre se apoya en sus armas sin improvisar heroicidades. De hecho, en su extensa carrera hay muy pocos partidos en que se pueda decir que ha jugado mal.

Otra gran virtud es su capacidad de motivación y su liderazgo dentro del equipo. Detrás de esa máscara de jugador de póker se esconde un tipo campechano, que mantiene las distancias, pero sabe liderar y hacer vestuario.

Durante toda su carrera han intentado ponerle por delante un nombre que le hiciera sombra. Por supuesto, el de Belichick se ha repetido constantemente, pero también se habló de la defensa en sus primeros años, de Dillon más tarde, Randy Moss, Wes Welker y ahora Gronkowski… Pero la realidad es que, si analizamos las carreras de todos sus compañeros, incluida la de Belichick, todas ellas alcanzaron el nivel de excelencia cuando contaron con el factor Brady.

Quizá Brady nunca haya parecido el mejor en ninguna faceta del juego además del control del reloj, salvo en el lance del quarterback sneak que ha convertido en un arte, pero globalmente no creo que haya existido nunca un jugador capaz de hacer tan bien tantas cosas distintas, de adaptarse a tantos sistemas diferentes, de adoptar tantos papeles tan dispares con éxito absoluto. Pero para descubrir todo esos matices es necesario analizar toda su trayectoria de quince años, haberle visto hacer cosas imposibles haciéndolas parecer sencillas día tras día. A Brady no se le descubre en un vídeo de highligths.

Tom Brady siempre ha sido un quarterback de sistemas. Con ‘ese’. Y esa es la diferencia que le convierte en el más grande. Nadie ha conducido tantos ataques diferentes con tanto éxito durante tantos años y con tantos cambios de circunstancias.

Y esta es, de forma resumidísima y ahorrándome ejemplos, comparaciones y análisis más profundos, la razón por la que creo que Tom Brady es el jugador total. El mejor quarterback que he visto jugar en los últimos 25 años. Un tipo que, en mi opinión, habría hecho mejor de lo que fue cualquier equipo de la NFL durante toda esa etapa, sin importar quien fuera o sea el titular de la posición.