Mariners: Un nuevo comienzo para un grupo veterano

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Los Seattle Mariners se vieron atrapados, en 2015, en una de esas paradojas del deporte que son capaces de desestabilizar a franquicias, o clubs, como si de un gran seismo se tratase. Resulta que se convirtieron, de la noche a la mañana, en una de esas elecciones sexys de los expertos, el clásico equipo que no es gran favorito pero mucha gente considera candidato a dar la gran sorpresa. Sitio complicado, porque cuando no se cumplen las expectativas, que nunca fueron realistas del todo, hay mucha más decepción de la justa con la plantilla disponible.

Pero el caso es que así sucedió, y el terremoto subsiguiente también se produjo. Cuando una franquicia cambia de general manager y de entrenador, como ha pasado en esta offseason con Seattle, es que las cosas se han puesto muy feas dentro de la organización.

Jerry Dipoto, en el puesto de mandamás deportivo, y Scott Servais, como entrenador, debutarán con los Mariners esta temporada 2016. Su objetivo es cambiar la filosofía de juego, el estilo de confección de la plantilla y devolverles a ese que parece que es su sitio natural, al menos en tiempos recientes, que es el de aspirante a meterse en playoffs pero sin hacer mucho ruido, peligrosos pero agazapados.

Sin embargo, se ven, al menos de entrada, atados de pies y manos porque no les queda otra que mantenerse dependientes de las grandes estrellas del grupo. Félix ‘King’ Hernández, Robinson Cano y Nelson Cruz ahí siguen, así que la revolución tendrá que ser evolución y pasito a pasito.

No ha malgastado el tiempo el nuevo general manager. Dipoto ha apostado por cubrir aquello que hundió a Seattle el pasado año y que amenazaba con hacerlo también éste, precisamente por la dependencia de las figuras. Los asuntos que le preocupaban eran el bullpen, la defensa y la muy baja capacidad de meterse en base de los jugadores de acompañamiento, lo que les hacía depender de los grandes bates en exceso.

Todo eso lo ha corregido. En todas esas áreas los de Seattle han mejorado con fichajes y muchos, muchos movimientos de hombres en la plantilla durante todo el invierno.

El problema es que esa mejora es de poco a poco, nada espectacular, lo que implica que el salto de victorias no se prevea notable.

El detalle histórico

Fundados en 1977, los Seattle Mariners son una de las dos peores franquicias de la MLB. Es una afirmación gruesa pero que no debe tomarse como una ofensa, ni una falta de respeto. Es sólo la constatación de que, con los Washington Nationals, son los únicos de los actuales competidores de la MLB que no sólo no han ganado ninguna World Serie sino que nunca han estado presentes en ninguna. Sin embargo, tienen el récord de temporada con más victorias en un año empatados con los Cubs: 116, en 2001.

Las tres claves del equipo

1. El asentamiento de Kyle Seager. Robinson Canó y Nelson Cruz son las dos grandes estrellas de este equipo, pero Seager ha funcionado estupendamente como el trecer gran hombre de la línea de bateo, añadiendo una gran defensa. Es de un valor esencial para este equipo.

2. El estado físico de Hisashi Iwakuma. El pitcher, que ya cuenta con 34 años, estuvo a punto de fichar por los Dodgers este invierno y fue descaratdo en la franquicia de Los Angeles por dudas sobre su estado físico. Los Mariners no pueden permitirse que Iwakuma no rinda.

3. El asentamiento de la nueva filosofía. La franquicia ha virado, con las contrataciones del nuevo general manager y entrenador, a una búsqueda de las pequeñas cosas que suceden en el campo más allá de batear. Los nuevos jugadores han de aportar desde ya para que eso funcione.

Lo mejor

1. Robinson Canó es candidato a MVP si está como a finales del año pasado.

2. Kyle Seager puede establecerse como una figura en asecendencia en la liga.

3. El bullpen sólo puede mejorar, con los fichajes, respecto al año pasado.

Lo peor

1. Féliz Hernández dejó algunos momentos de duda por primera vez en su carrera.

2. Iwakuma fue descartado por los Dodgers por su estado físico. Mala señal.

3. Pedirle a Nelson Cruz que siga en los 40 home runs al año es muy arriesgado.

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Es un nuevo comienzo en los Mariners, y se ha creado un grupo muy diferente al del año pasado, mucho más compensado, sí, pero la dependencia de las grandes figuras sigue siendo la misma.