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AGENCIA LIBRE

El Broncos-Texans debe ser el partido inaugural este año

La NFL está obligada a regalarnos un partido de la máxima rivalidad, del máximo morbo, para el primer jueves de la temporada.

Brock Osweiler tras ganar la Super Bowl 50.
USA Today SPorts

El jueves ocho de septiembre de 2016 es un día especial. No, no porque sea el día regional de Asturias o Extremadura, sino porque es la fecha en la que comienzan los partidos de la temporada de la NFL. Todos los kickoffs son especiales para un fanático de esta liga, así que éste no iba a ser menos. Hasta ahí ninguna novedad. Pero lo que ocurre es que se ha instaurado como tradición que en este primer encuentro del año juegue el campeón, a la sazón los Denver Broncos, en casa y contra un rival de campanillas, que el primer bocado de la campaña ya signifique algo.

Pues bien, este año la NFL tendría que portarse como Dios manda con los amantes del morbo extremo y regalarnos un Denver Broncos-Houston Texans para ese partido inaugural. ¿Qué digo tendría? ¡Está obligada a ello!

A la luz de lo ocurrido esta semana, el Broncos-Texans se ha convertido en uno de los duelos más apetecibles del 2016. Brock Osweiler ha decidido no firmar con su equipo, Denver, y se ha ido a Houston a eso de ser estrella y triunfar. En el camino se dejó una oferta de 16 millones de dólares al año por parte de la franquicia de John Elway para aceptar una de 18 millones en la tejana. Pero, además, cortó relaciones con sus compañeros una semana antes de tomar la decisión, según se desprende de informaciones cercanas al vestuario de los Broncos, y dijo que se iba porque quería ir a una institución destinada a grandes cosas y muy bien organizada.

¿Los Texans? ¿Destinada a grandes cosas en contraposición a los Broncos... errrr, los actuales campeones y una de las franquicias míticas de la NFL? ¿Mejor organizados los Texans que los Broncos? ¿En qué universo?

Eso debió doler, pero también hubo puyas cruzadas desde el otro lado, con Elway diciendo, en román paladino, que Osweiler es un mercenario que no siente los colores.

Con eso sobre la mesa ya bastaría para que el paladar se nos hiciese agua ante el manjar de verles ya mismo sobre el campo, pero podemos añadir el hecho de que Gary Kubiak se tiró media vida entrenando a los Texans y ahora patrulla la banda de los Broncos, o que Rick Smith, general manager de Houston, estuvo una década como miembro de las oficinas de los Broncos.

¿Para qué queremos más?

La NFL puede elegir entre cinco partidos inaugurales. De los ocho partidos que jugará Denver en casa hay que restar los tres choques divisionales, pues si bien no hay ninguna ley escrita que prohíba comenzar el año contra uno de ellos es algo que rara vez ha ocurrido. De la media decena restante podemos excluir a los Indianapolis Colts y los Atlanta Falcons, porque serían duelos sin punch.

Nos quedan, pues, dos rivales para mi soñado Broncos-Texans. Y son de campanillas: los New England Patriots y los Carolina Panthers. Si Manning siguiese en activo no tengo ninguna duda de cual sería el elegido... pero como eso, ese duelo mítico, ya no es posible, vamos a eliminar a los Patriots.

Lo que nos resta es la reedición de la Super Bowl. Y sería un tremendo espectáculo. Magnífico. Pero no creo que rivalizase, ahora mismo, con la atención y la diversión que nos proporcionaría comenzar la temporada con Brock Osweiler debutando con los Texans en Denver... con vaya usted a saber que QB dirigiendo el ataque del equipo de casa. Oh, por favor, NFL, regaladnos esto.