La profundidad de los Dodgers, a escena
Los Dodgers no tiraron la casa por la ventana en invierno y decidieron invertir en profundidad. Por eso les verán tan arriba en los cálculos.
“Existe una quinta dimensión conocida por el hombre. Es una dimensión tan vasta como el espacio y tan eterna como el infinito. Es el territorio entre la luz y la sombra, entre la ciencia y la superstición, y reposa entre el pozo del miedo de los hombres y la cima de su conocimiento. Esta es la dimensión de la imaginación. Es un área a la que llamamos La Dimensión Desconocida”.
Así comienza la introducción de la serie ‘The Twilight Zone’ (en español se tradujo como La Dimensión Desconocida), una maravilla creada por Rod Serling hace cincuenta años que es una delicia para los amantes de la ciencia ficción. En ella, cada episodio es un relato en el que se mezclan realidad y fantasía. Es como ‘Black Mirror’ pero en buena, y a lo añejo.
Ha empezado Spring Training, que puede ser el equivalente beisbolístico a La Dimensión Desconocida. Los equipos están de pretemporada en Florida y Arizona, y eso quiere decir que comienza el surrealismo. Por ejemplo, un enjambre de abejas ha interrumpido un juego de los Kansas City Royals por segundo año consecutivo. La semana pasada, el comentarista de los Blue Jays de Toronto se topó en pleno partido con un jugador desconocido en la alineación, que no aparecía en sus papeles ni en el videomarcador. “Esto es lo que pasa en Spring Training”, decía el comentarista. “Tenemos al número 71 bateando, y no sabemos quién es. No está en la alineación”. Además, el entrenador de bateo de los Cubs de Chicago fue amordazado y ridiculizado en una sesión de entrenamiento… por los propios jugadores. Jim Bouton, un pitcher de los sesenta y los setenta, llegó a decir que en realidad Spring Training venía a ser como una versión beisbolera del ejército. Rarezas, como ven.
Los partidos suelen ser extraños, también. Los equipos no suelen forzar a sus estrellas y hay muchas rotaciones. Las conclusiones se deben extraer con cierta cautela y escepticismo, aunque la subjetividad reina: si tu equipo no carbura en pretemporada, se comprende dada la falta de competitividad. Si, por el contrario, las victorias se suceden una detrás de la otra, algún hincha visualiza noviembre con el título en sus manos. En realidad, ni tanto ni tan poco, y de ahí esa sensación agridulce que produce ver béisbol tras tantos meses de parón, por muy intrascendentes que sean los partidos.
Como en ‘The Twilight Zone’, también hay espacio para el terror. El miedo número uno de equipos, aficionados y jugadores son las lesiones. Y los Dodgers han sufrido una punzada doble en su rotación. El diestro Brandon McCarthy y el zurdo Brett Anderson han sido los primeros en caer, y no se espera que regresen hasta mayo o junio. El primero se sometió a una operación Tommy John en 2015 y al segundo su espalda le ha vuelto a dar problemas. Al coreano Ryu aún le quedan semanas para estar al 100%, pero esto ya lo sabíamos con antelación.
Los Dodgers de Los Ángeles no tiraron la casa por la ventana en invierno y decidieron invertir en profundidad. Por esa razón les verán tan arriba en los cálculos avanzados y proyecciones para la temporada 2016. Han configurado un equipo sin fichar súper estrellas, con la idea de reemplazar con frecuencia las piezas que no funcionen o las que caigan por lesión. Sobre el papel, el plan tiene muy buena pinta, pero los primeros imprevistos han llegado al montículo antes de lo esperado y la novena pilotada por Dave Roberts tendrá que hacer frente a las primeras lesiones.
Tanto si el fondo de armario de los Dodgers está destinado a funcionar como si no, la primera prueba empieza ya mismo. Si alguien aún piensa que la pretemporada no es interesante, que preste atención a la rotación de los Dodgers. El puzle está sobre la mesa.