Los Jaguars reventarán el mercado... sólo si quieren
Jacksonville tiene un quarterback joven, un puñado de jugadores prometedores a su alrededor y, sobre todo, montañas de dinero.
Cuando Shahid Khan, el propietario, y David Caldwell, el general manager, ratificaron a Gus Bradley en su puesto como entrenador, se podía leer entre líneas un mensaje claro: confianza sí, pero en 2016 o playoffs o nada. Si Jacksonville no juega al menos 17 partidos la próxima temporada, los días del head coach estarán con casi toda probabilidad contados. Eso sí: a Bradley no le van a faltar medios para intentarlo. A partir del miércoles de la semana que viene, los Jaguars pueden gastar hasta 80 millones de dólares para reforzar el equipo. Otra cosa es que se los gasten.
Los números son sencillos. La NFL ha fijado el tope salarial para la temporada 2016 en poco más de 155 millones de dólares. A ese dinero, los Jaguars sumarán otros 32 millones de dólares de espacio salarial que no utilizaron en 2015 (el famoso salary cap rollover). Y los contratos de los 51 jugadores en su plantilla con un salario más elevado suman poco más de 101 millones de dólares, a los que apenas hay que sumar 300.000 dólares de dead money, el dinero que los equipos tienen que arrastrar si cortan anticipadamente a un jugador al que deben dinero de la parte garantizada de su contrato.
Un saco sin fondo de dinero disponible que ha convertido a los aficionados de los Jaguars en ese niño que mira con ojos golosos el escaparate de una tienda de juguetes poco antes de las Navidades y va apuntando mentalmente todos y cada uno de los juguetes en su carta mental a los Reyes Magos.
¿Un center para reforzar una línea ofensiva que, aunque lejos del desastre que muchos esperaban, todavía tiene mucho que mejorar y a la que un líder veterano le iría de perlas? Los Jaguars tienen dinero suficiente para intentar contratar a Alex Mack, de los Cleveland Browns, que este año vuelve a estar en el mercado. ¿Que además un guard iría de perlas para reforzar el juego de carrera? Kelechi Osemele de los Ravens es uno de los mejores de la liga y también escuchará ofertas.
¿Un pass rusher que juegue al otro lado de Dante Fowler? Ahí está Olivier Vernon, que apenas tendría que mudarse unas horas al norte desde Miami. Y por supuesto algún linebacker, uno que acompañe a Posluszny, por ejemplo Bruce Irvin, y otro que potencialmente le sustituya en una de sus frecuentes lesiones. ¿Qué tal Rolando McLain?
No hay que olvidarse de la secundaria. La gran obsesión de Gus Bradley es encontrar un safety que ejerza de Earl Thomas pero al otro extremo del país. En el draft está Jalen Ramsey, pero cada vez es más dudoso que llegue hasta su elección en el quinto puesto, especialmente porque San Diego, que elige tercero, tiene que sustituir a Eric Weddle. ¿Quizá el propio Weddle, por aquello de tener un veterano que lidere la defensa? Y si no George Iloka, de los Bengals.
Por pedir, que no quede. La diferencia entre el niño del escaparate y el aficionado de los Jaguars es que el niño, en el fondo, sabe que por muchos juguetes que ponga en la lista, al final se tendrá que conformar con la mitad de la mitad. Los fans de Jacksonville, en cambio, saben que este año su equipo, si quisiera, podría permitirse el capricho de regalarse a todos los agentes libres mencionados arriba. Y me refiero a todos (o casi) a la vez.
Los agentes de jugadores lo saben, y no hay jugador de relumbrón que salga al mercado que no haya sido ya ligado a los Jaguars. Con razón o sin ella. También lo sabe David Caldwell, que tiene las llaves del cofre, y al que seguramente le han llegado ya peticiones mareantes, a pesar de que oficialmente no puede hablar con los jugadores. Caldwell ya intentó enfriar las expectativas hace unos días. No llegó a decir que no gastarán dinero (porque lo harán), pero sí que trató de convencer a quien quisiera escucharle de que ni mucho menos le traerán a sus aficionados todos los regalos de la lista. Como el niño del escaparate, seguramente no sea ni la mitad de la mitad.
Entre otras cosas porque, si las cosas marchan como los Jaguars desean, en los próximos años se verán en la tesitura de renovar por mucho dinero a jugadores como Blake Bortles, Allen Robinson, Allen Hurns o Luke Joeckel. Y si cumplen las expectativas, no será barato. Pero que nadie se engañe: quizá los Jaguars no rompan el mercado como a sus seguidores les gustaría, pero hay pocas dudas de que en las tres próximas semanas serán uno de los grandes protagonistas de la NFL.