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ATLETISMO

Rehm, el saltador paralímpico que quiere ser olímpico en Río

Acredita 8,40 ganó en Glasgow con 8,10 por delante de Lapierre, plata mundial. Mira a Río, pero necesita probar su caso a la IAAF.

Markus Rehm, en Glasgow.
Dan MullanGetty Images

Debate a la vista en el atletismo mundial. El paralímpico Markus Rehm se llevó la victoria en la longitud de la Reunión de Glasgow, donde compitió con atletas no amputados. El alemán, que salta con una protésis de carbono en su pierna derecha, voló en el foso hasta 8,10 y superó por dos centímetros al australiano Fabrice Lapierre (8,08), medalla de plata en los Mundiales de Pekín. Rehm, de 27 años, hizo en su serie otros dos saltos por encima de ocho metros (8,03 y 8,02), pero quedó lejos de su plusmarca personal al aire libre. Markus acredita 8,40, un registro que, por ejemplo, le habría valido para ganar el oro olímpico en Londres por delante de Greg Rutherford (8,31 saltó en los Juegos), ausente de la cita de Glasgow por lesión de última hora.

El caso Rehm ha abierto la discusión sobre si el alemán podría saltar con no amputados en los Juegos Olímpicos de Río y si sería justo. Para ello debe obtener el permiso de la IAAF, que ha creado una estricta regla (144:3 d) en la que un atleta paralímpico debe probar que no tiene ventajas a la hora de competir con el resto de deportistas. “Hemos contactado con la IAAF para ver qué es exactamente lo que necesitan, para no hacer test inútiles. Sólo quiero estar si es justo para todos”, dice Rehm, que ha tanteado cuanto costarían las pruebas para ver si su prótesis, con la que bate en el foso, es apta. Ha estimado que valdrían cerca de 300.000 euros. “No podría hacerlo. Es demasiado dinero”.

Rehm, que perdió la pierna con 14 años en un accidente de barco, tiene su propio argumento: “Hay quien dice que tengo ventaja… Pero entonces… ¿Por qué ningún atleta paralímpico más se acerca a los 8,40? Hay muchos y son profesionales, y, sin embargo, nadie se acerca a esta distancia. La gente no se da cuenta del duro trabajo de entrenamiento que llevo detrás”.  La de Glasgow no era su primera prueba con no amputados, porque en 2014 ya venció en el Campeonato de Alemania por delante de Christian Reif. Sin embargo, no obtuvo permiso para acudir al Europeo. 

Si no puede participar de pleno derecho en los Juegos Olímpicos de Río, Rehm propone otra solución. Competir fuera de concurso junto a los mejores especialistas del planeta, aunque no optase al oro. “Serían pruebas diferentes y una buena forma de dar visibilidad al deporte paralímpico. Yo estoy feliz con ir a los Juegos Paralímpicos, pero también quiero estar en los Olímpicos”. Y podría ser que Markus llegara más lejos que el oro. Ya se dio el caso de que Pistorius corrió en los Juegos de Londres y llegó a semifinales de 400. Al sudafricano lo llamaban Blade Runner. Markus Rehm es Blade Jumper