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PHILADELPHIA EAGLES

El extraño caso de ese enigma llamado Sam Bradford

El quarterback de los Eagles, que fue número uno del draft, nunca ha cumplido las expectativas, pero sale al mercado como una pieza codiciada.

Actualizado a
Sam Bradford, con los Philadelphia Eagles.
Getty Images

Los quarterbacks buenos no llegan a la agencia libre. Son demasiado preciados, y escasos, como para que los equipos donde jueguen cometan la torpeza de dejarles probar las aguas del mercado. Incluso para aquellos jugadores que no pasan de clase media, o de ese concepto tan desgastado y mal usado como ser 'game managers', la posibilidad de estar disponibles es una quimera.

Este mismo año, con la agencia libre aproximándose a toda velocidad, que empieza ya el nueve de marzo, vamos a comprobarlo una vez más. Ni Kirk Cousins, ni Brock Osweiler, ni Ryan Fitzpatrick han demostrado, hasta el momento, ser gente como para dirigir un ataque y causar miedo por sí mismos en los coordinadores defensivos. Cousins y Osweiler son jóvenes que cuentan con el apoyo de su franquicia, por lo que son indiscutibles en este preciso instante, mientras que Fitzpatrick es una solución que los Jets consideran lógica en el contexto actual. Es muy improbable que ninguno abandone su actual franquicia.

Eso deja un sólo nombre con posibilidades de que se monte una puja a su alrededor en apenas tres semanas: Sam Bradford.

Es extraño el caso de este jugador. Extraño y enigmático. Cuando alguien lleva seis temporadas en esta liga ya es de suponer que haya un consenso sobre su nivel, lo que puede dar y lo que no. Pues, sintiéndolo mucho, eso es algo que no sucede con Bradford. Si le sumamos que fue número uno del draft, que llegó como potencial estrella a esta NFL y que se ha embolsado ya la nada despreciable cifra de 78 millones de dólares en su carrera, nos sale un potaje de difícil digestión.

Bradford ha estado marcado por las lesiones. Ya su último año en Oklahoma, en la NCAA, fue un calvario. Regresó una temporada más de lo previsto, pues se le esperaba en el draft de 2009, con el objetivo de revalidar su Heisman Trophy y pelear por el título nacional, pero su hombro fue un continuo dolor de cabeza. Apenas si jugó. Esa circunstancia no impidió que fuese número uno del draft en 2010, como es sabido. Sólo ha completado dos años de los seis que lleva en la NFL los 16 partidos de la temporada regular. Ha tenido dos lesiones severas que le hicieron perderse medio 2013 y todo el 2014. Y, para colmo, o por todo ello, fue traspasado de los Saint Louis Rams a los Philadelphia Eagles por petición de Chip Kelly, entrenador de estos últimos, y con la total aquiescencia de Jeff Fisher, entrenador de los primeros.

Era el 2015 donde deberíamos ver, al fin, si estábamos ante un buen QB titular, ante un 'game manager' o ni siquiera eso. Pero la montaña rusa que fue la campaña en Philadelphia no le ayudó. Primero tuvo que adaptarse a un sistema 'option' que no es su fuerte ni se adapta bien a sus características actuales. Y luego tuvo que lidiar con un equipo que se desmoronaba, con un entrenador en retirada, con un ataque hundido y una defensa que desertó al ver que sus esfuerzos eran baldíos. Su buen juego de la segunda mitad de la campaña debe entenderse, pues, como un triunfo.

Sin embargo, y esto es crucial, se negó a firmar un acuerdo a largo plazo con la franquicia. Los rumores decían que le habían ofrecido 18 millones por año, con cuatro años de duración del contrato. No parece creíble, pues esos números, tal y como va la carrera de Bradford, son para cogerlos y salir a celebrarlo. Pero debía haber gato encerrado en forma de muy poco asegurado o similar, porque el hecho es que se ha llegado a la agencia libre y él está sin firmar.

Eso le va a beneficiar. Apostó por sí mismo y ganó. Era arriesgado, y más con su historial de lesiones, así que es justo darle un aplauso por la valentía. Ahora se presenta en el mercado y éste le va a dar más de lo previsible a estas alturas del año pasado ya que no hay nadie más a quien dárselo.

Aún no sabemos quien apostará por él. Eagles, Browns, 49ers, Texans... incluso los propios Rams serían los candidatos iniciales. Ninguno de ellos, ni los propios Philadelphia, saben si estarán pagando por alguien capaz de ser un buen QB o sólo un 'game manager', quizás ni siquiera esa, pero esa duda seguirá presente una vez que firme por una más que respetable cantidad, que se arrimará a los veinte millones por año, dentro de tres semanas, cuando sea el QB más perseguido de esta agencia libre.