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EUROCOPA DE BELGRADO | ESPAÑA 7- RUSIA 3

España campeona reina en Europa, ... y van siete títulos

La Selección completó una final perfecta para destrozar a Rusia (7-3) y levantar la séptima Eurocopa en Belgrado. Miguelín y Rivillos comparten bota de oro.

Carlos Ortiz recoge el trofeo de campeones de la Eurocopa.
Carlos Ortiz recoge el trofeo de campeones de la Eurocopa.Carmelo Rubio Snchez
AGENCIA_DESCONOCIDA

España, heptacampeona de Europa tras destrozar a Rusia (7-3). Quién le iba a decir a Paulo Roberto, Vicentín, al pionero Javier Lozano que 20 años después de que ellos marcaran el camino en Córdoba, verían cómo los que recogieron su testigo han acumulado ya en las vitrinas española ¡siete Eurocopas! Todas han tenido sus méritos, hazañas, héroes... y la de Belgrado no ha sido menos. Los 14 hombres que siguieron ciegamente la idea de José Venancio López, ese técnico que ha sabido inculcar la importancia de enfundarse La Roja de las dos estrellas, ya han pasado a la historia de uno de los deportes más laureados de este país.

Hablaba Skorovich en la previa, que el triunfo ruso sobre la Selección en las semifinales de Amberes 2014 era una ventaja psicológica. Pronto vio que estaba tremendamente equivocado. España mordía en defensa, sabiendo perfectamente por dónde iban a venir los peligros de los representantes de la 'Escuela del Este' salpicada de samba brasileña. Aún así, fue Rusia la que lo intentó primero y se encontró con un Paco Sedano que volvió a ser un muro. Pronto Miguelín, con una tijera espectacular, mandaba el balón al larguero.

Pero el primer tanto llegó como casi siempre, desde la pizarra de Venancio. Con una jugada sencilla (eso sí, elaboradísima) que sale casi siempre. Bloqueos para que Álex, el 'diablo de Cieza'  le llaman, la pusiera en la escuadra. Golazo.

Tras el tanto, Rusia quiso tomar el control, imponer su ritmo, buscar los aclarados para el ruso-brasileño Robinho... Inútil. Un robo de Pola, y una definición extraordinaria, significaban el segundo. Rivillos, de estrategia, y otra vez Pola, tras birlar otro balón en la salida rusa, anotaba el cuarto rubricando su enorme torneo y la gran primera parte española, cuyo único borrón fue el tanto de Rómulo, a sólo cinco segundos del descanso.

Eso no cambió en nada la intensidad de los españoles, que volvieron del vestuario con el mismo nervio defensivo. Rusia era incapaz de encontrar rendijas por las que crear ocasiones. A falta de 14 minutos, Skorovich no esperó más y metió a Rómulo de portero-jugador. La idea del técnico ruso, como casi siempre en este torneo, salió al revés. Y más ante la defensa perfecta española. Miguelín robó un balón (otro) a Rómulo para el 5-1 y, después de que Robinho acortara distancias, anotó desde su campo el 6-2. Mario Rivillos le imitó poco después en el séptimo tanto que cerró el partido. Tantos que les hacían compartir al balear y al torrejonero la bota de oro del torneo. Goles que dan un título, que remarcan una idea. Que devuelven a España el trono del fútbol sala europeo.