Rómulo mete a Rusia en la final y apaga el sueño de Serbia

Rusia jugará su sexta final de una Eurocopa, tercera consecutiva, después de ser el único capaz en todo el torneo de apagar el sueño de la anfitriona Serbia (2-3). Y lo hizo sufriendo, sin ser superior, pero con el mayor oficio que se presupone a la enorme plantilla que dirige Skorovich. De hecho, no fue hasta la prórroga cuando un gol del brasileño nacionalizado Rómulo les dio la victoria definitiva.

Era Serbia la que llevaba la iniciativa y Rusia la que esperaba su oportunidad, confiando en su pegada. A los 14 minutos, los deseos de los de Skorovich se hicieron realidad. Un fallo de Peric en la salida acabó con el balón en los pies de Eder Lima, que no falló anotando su cuarto tanto del torneo.

Rusia encaraba la segunda mitad intentando que Serbia no se viniera arriba. No era un propósito fácil. Los anfitriones, que contaban como en el resto del campeonato con un Arena de Belgrado a reventar, no iban a bajar los brazos fácilmente.

De justicia es decir que Rusia estaba continuamente obligada a reaccionar ante imprevistos. El primero fue la lesión (momentánea) de su meta Gustavo. Durante unos minutos, el ruso-brasileño tuvo que ser atendido y le sustituyó Vinkulov, que no estuvo muy acertado en el empate. Kocic, el más incisivo en los locales, rompió con un quiebro a Robinho y su zurdazo posterior supuso el empate.

Gustavo volvió a la portería y fue clave con varios paradones para frenar la euforia serbia. Entre tanto, Abramov, quizá el mejor de Rusia en esta Eurocopa, anotaba el 1-2 tras una gran jugada y difícil remate.

Pero Rusia sufriría un nuevo imprevisto. Eder Lima veía la segunda amarilla (no estará en la final) y dejaba en inferioridad a su equipo hasta el 2-2, tanto de Simic, el mismo que con su tanto metió a Serbia en estas históricas semifinales, que llevaba el partido a la prórroga.

Fue la última alegría de la anfitriona, a la que quizá en la prórroga le pesó la responsabilidad ante una Rusia más curtida. Fue Rómulo, en jugada de estrategia, el que marcó el gol definitivo ante una Serbia que se despide como la gran revelación de una Eurocopa que, a pesar de esta derrota (jugará por el tercer puesto) ha levantado pasión en su país por este deporte.