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Super Bowl 50

Newton se equivoca; ya vimos algo como él en la NFL

El QB de Carolina presume de su potente brazo y su habilidad para correr, cualidades que Randall Cunningham mostró en los años 80.

Cam Newton tiene todo para ser el QB que tanto tiempo lleva esperándose en la NFL.
ERIK S. LESSEREFE

Cam Newton afirmó que las críticas dirigidas a su estilo de juego y actitud en el campo reflejan el temor de sus detractores por ser un quarterback de raza negra incomparable. Newton está equivocado en relación a su estilo de juego. Su actitud es tema de otro análisis. Si no está familiarizado con ella, Newton debería echarle un vistazo a la historia reciente de la NFL y si en efecto la conoce, quizá haya olvidado que en los años 80, un personaje maravilló a propios y extraños con aptitudes muy similares a las que él tiene.

La mecánica con la que Newton lanza, la precisión con la que lo hace, el casi nulo esfuerzo que aplica al hacer volar el ovoide más de 40-50 yardas y su explosividad y elusividad al correr evocan imágenes de Randall Cunningham, aquél quarterback de 1.93 metros de altura y 96.1 kilos de peso de las Águilas de Filadelfia que se convirtió en un dolor de cabeza para las defensivas rivales. Cuando Cunningham se adueñó de la titularidad en Filadelfia en 1986, el pasador de raza negra hizo gala de su habilidad para promediar 8.2 yardas por acarreo, el mejor cociente de su trayectoria. Un movimiento que Cunningham hizo en varias ocasiones y en la mayoría con buenos resultados fue el de usar sus largas piernas para dar saltos espectaculares sobre algún defensivo que intentara taclearlo por debajo de la cintura (chequen los videos en internet).

Actualmente, Newton gusta –porque seamos honestos, no lo hace como recurso—de saltar y dar un giro en el aire para entrar a la zona final, escena que fotógrafos, noticiarios, aficionados y niños agradecen infinitamente. En los años 80, los sistemas ofensivos tenían como base al ataque terrestre, por lo que Cunningham corría más como recurso que por vocación, aunque era notable el gusto que tenía por usar las piernas. Varias de esas características las presume en la actualidad Newton, quien con 1.98 metros de estatura y 111 kilos demuestra una habilidad para lanzar y correr que bien podrían catalogarlo como la versión 2.0 de lo que Cunningham fue hace tres décadas.

Irónicamente, pese a que los planes de juego hacen volar más el balón que en los años 80, los quarterbacks con habilidad para correr son cada vez más frecuentes en la NFL y ejemplo de ello es el hecho de que en los últimos cuatro Súper Tazones, incluida la edición 50 del próximo 7 de febrero con Newton, han estado presentes pasadores que son una amenaza con las piernas (Colin Kaepernick, XLVII; Russell Wilson, XLVIII y XLIX).

En sus cinco años en la NFL, Newton prácticamente intenta ocho acarreos por partido, dos más de lo que Cunningham promedió en sus primeros cinco años como titular.

El punto donde la espectacularidad de Newton hace énfasis está en los 43 touchdowns por carrera que suma en su carrera y el acarreo más largo de su trayectoria, que es de 72 yardas (en 2012) y que tiene también que ver con los espacios amplios en las defensivas que provocan los esquemas de ataque aéreo actuales.

Espacios disponibles o no, Newton cuenta con una habilidad que lo ubica como la más reciente y mejorada versión de lo que los últimos años hemos visto con Wilson, Kaepernick, Robert Griffin III, en menor medida Johnny Manziel y en años anteriores con Michael Vick o Donovan McNabb. Las habilidades y cómo éstas ayudan para que un quarterback haga volar alto a su equipo muchas veces nos llevan a abusar de adjetivos que en muchas ocasiones sólo crean expectativas que, particularmente los quarterbacks de nueva generación no llegan a cumplir por cualquier razón (recuérdese a Griffin III hace unos años).

Sin embargo, la manera en que ha llevado a las Panteras de Carolina a ubicarse a un triunfo de conquistar a la NFL, realmente hace considerar a Newton como el prototipo del quarterback de un futuro que, quizá, ya llegó.