La audiencia de las finales de conferencia sube en un 10%
No hay quien pueda con la NFL en los Estados Unidos y se volvió a demostrar con los datos de los espectadores televisivos de los partidos de ayer.
Cada año, entre febrero y julio, la NFL paraliza su actividad en el campo y la imponente maquinaria mediática que la persigue ha de buscarse las castañas para mantener al público entretenido. A pesar de los esfuerzos de la liga por salpicar el calendario de acontecimientos estratégicamente colocados (agencia libre, combine, draft, entrenamientos de rookies, training camps, pretemporada...), lo que se ha estilado en las últimas offseasons ha sido el uso y abuso de escándalos y noticias negativas. Abusos a mujeres, a menores, problemas con la justicia, conmociones cerebrales, balones desinflados... De forma invariable, cada primavera, cada verano, se lee aquello de "este escándalo es muy duro para la liga, y le afectará en el seguimiento de la afición, cansada de tanta tontería". Cada año, de hecho, se lee a mucha gente que se baja, que no más, que es el último año que la sigue.
Bueno, pues para hacer cosquillas a la NFL en Estados Unidos hace falta algo más que eso. Mucho más, al parecer, porque los números de audiencia televisiva que alcanza su producto ya no es que no tenga parangón en el mundo, sino que la tendencia es a seguir subiendo. Hasta el infinito y más allá.
La final de la AFC entre New England Patriots y Denver Broncos tuvo un 31.8 de rating, que es un 9% más que lo que consiguió el Seattle Seahawks-Green Bay Packers de la pasada campaña. La estimación de espectadores es de más de 50 millones de personas.
La final de la NFC, por su parte, que jugaron Carolina Panthers y Arizona Cardinals se quedó en un 26,8 de rating, que es evidentemente menos que la del duelo entre Peyton Manning y Tom Brady, pero que supone nada menos que un 19% mejor que el Patriots-Colts de la pasada campaña, el célebre partido del Deflategate. En ambos casos no ayudó que estemos hablando de sendas palizas.
Todo parece indicar, pues, que la Super Bowl 50 será el programa más visto de la historia de la televisión americana. Una narrativa liderada por el cambio generacional de quarterbacks, de Cam Newton a Peyton Manning, con la gran estrella emergente y la leyenda viva en el mismo campo muy probablemente por última vez, será la pata fundamental. Pero no hay que olvidar que venimos, ya de forma oficial, de las finales de conferencia más vistas de la historia y que los 21 programas con más espectadores contabilizados son 21 Super Bowls, las últimas ocho batiéndose a sí mismas el récord. La del año pasado alcanzó 168 millones de espectadores. O mucho cambia la tendencia, o dadlo por superado.