Marvin Lewis ha hecho un milagro con estos Bengals
No puedo compartir la opinión de que Marvin Lewis deje de formar parte de una franquicia de los Bengals que él está convirtiendo en grande.
Si yo hubiera sido Marvin Lewis, diez minutos antes del comienzo del partido entre Bengals y Steelers habría saltado al campo, me habría dirigido con tranquilidad, pero con andares seguros, al centro del emparrillado, habría pedido amablemente al árbitro principal que me cediera unos instantes el micrófono que le da acceso a la megafonía porque debía hacer un comunicado importante y habría dicho así:
“Estimados aficionados de los Bengals, amigas y amigos todos, como entrenador vuestro que soy, os debo una explicación. Y esa explicación que os debo, os la voy a dar. Después de varias semanas dándole vueltas, Hue Jackson, nuestro queridísimo coordinador ofensivo, Paul Guenther, entrenador defensivo, el resto del staff al completo, y el mismo Mike Brown, propietario y alma de esta mítica franquicia, hemos llegado a la conclusión de que, por muchas vueltas que le demos, por muchos planes de juego que inventemos, por muy sencillo que lo hagamos, con un macarrón como quarterback nos sentimos definitivamente incapaces de ganar el partido a los Steelers. Y os juro que lo hemos intentado de todas las maneras posibles.
Por tanto, para ahorrar disgustos a todos nuestros insignes y fieles seguidores, y para preservar el buen nombre de estos colores, hemos decidido marcharnos a nuestra casa y fumarnos un puro a espera de mejores tiempos. Les ruego que abandonen sus localidades con tranquilidad y en orden, y se dirijan a las taquillas donde les devolverán el importe íntegro de sus entradas, y les regalarán una camiseta conmemorativa y un gorrito.
Espero verles el próximo año en septiembre, donde les prometo que todo el trabajo que hemos hecho esta temporada culminará con espectáculo y títulos.
Un abrazo y feliz año”.
Y tranquilamente, sin perder la compostura, habría devuelto el micrófono al árbitro principal, y me habría ido por el túnel de vestuarios con la serenidad que da el trabajo bien hecho.
Ahora en serio: ¡¡¡¿A quién se le puede ocurrir pensar que los Bengals tengan que despedir a Marvin Lewis después de esta temporada, o de lo sucedido en el último partido?!!! ¡¡¡¿Por qué?!!!
Porque lo cojonudo de toda esta historia es que, pese a que a nadie le habría extrañado que Marvin Lewis hubiera hecho una declaración surrealista así, los Bengals del macarrón tenían el partido ganado después del tiempo muerto obligatorio de los dos minutos.
Puedo estar de acuerdo con que Pacman Jones pueda convertirse en chivo expiatorio, acaba contrato y en septiembre cumplirá 33 años; puedo entender que obliguen a Vontaze Burfict a ingresar durante unos meses en una clínica de reorganización cerebral; puedo aceptar que tengan a Hill con un balón cosido al brazo durante meses, pero nunca, nunca, nunca, estaré de acuerdo con que Marvin Lewis tenga que abandonar la franquicia. Es más, creo que el movimiento lógico, y con el que todos los aficionados de Cincinnati sueñan, es que Lewis asuma el cargo de manager general, que de hecho ya está ejerciendo desde hace tiempo, para que Hue Jackson sea el entrenador principal, y el grupo actual, magnífico, no solo se mantenga, sino que salga reforzado.
De hecho, que Hue Jackson mantuviera ayer una reunión de cinco horas ¡CINCO! Con los 49ers y que no haya firmado, y hoy se haya reunido con los Giants, me hace tener la esperanza de que al final decida seguir en el Bengals. Y digo la esperanza, porque cuando un equipo es tan bueno como lo han sido los Bengals de este año, no hay que arreglarlo por culpa de un macarrón, o de un insensato, y yo quiero disfrutar del él el mayor tiempo posible.
Marvin Lewis llegó a los Bengals en 2003 y se encontró un equipo patas arriba. Plagado de insensatos, de indisciplina, de divas. Y precisamente, lo mejor de su trabajo ha sido que, contra viento y marea, y luchando contra el instinto natural de esta franquicia, que le lleva inevitablemente en sus genes el que sus jugadores actúen como lo hicieron en los últimos minutos del pasado domingo, consiguió convertir el ejército de Pancho Villa en un vestuario disciplinado, obediente e implicado en el proyecto. Y una vez logrado eso, creó un bloque defensivo inimaginable, a la altura del de Pittsburgh y Baltimore.
Eso es mucho. Los aficionados de los Bengals deben estar enteramente agradecidos a Lewis. Él ha creado este equipo, grandioso por momentos durante la temporada 2015. En mi opinión, el mejor libra por libra de la conferencia Americana.
La mitad de las franquicias de la NFL suspiran por tener un Marvin Lewis. Un entrenador sensato, capaz de poner en marcha un proyecto estable, con criterio y futuro, mientras se rodea, y esa ha sido siempre otra de las virtudes de Lewis casi siempre, de los mejores coordinadores posibles.
Por tanto, me parece una ridiculez pedir la cabeza de Marvin Lewis. Quizá el staff técnico y los despachos de los Bengals necesiten algún tipo de reestructuración, básicamente para intentar retener a Hue Jackson, pero este equipo, trabajando así, terminará por obtener los frutos que, estoy seguro, habría conseguido este año si en vez de un macarrón al frente del ataque hubiera contado todas las semanas con un jugadorazo llamado Andy Dalton.
Y punto.